El Velo de las Mariposas es una obra valiente y comprometida. Concha Rodríguez

Educación, feminismo, literatura… ¿cuál es el germen de ‘El velo de las mariposas’?

Partiendo de que soy Licenciada en filosofía y Letras, en la rama de Filología Clásicas y una lectora feroz y en 50 años nunca me había preguntado dónde están las autoras de todas las generaciones, pues creo que el germen es el feminismo que empiezo a sentir activamente. Cuando me reúno con mujeres artistas a las que admiro, compartiendo sus experiencias, veo muchas cosas que yo he sufrido tienen nombre, machismo; empiezo a vivir de forma consciente. Y si veo que mi educación ha sido muy machista en todos los ámbitos, quiero pelear a mi manera por una educación en igualdad y dar a conocer al alumnado tanta injusticia y tanto dolor. Y por supuesto a través de la Literatura. Poesía pura para hablar de autoras necesarias, pero tapadas.

¿Cómo ha sido el proceso creativo?

Pues ha sido por partes. Esta idea la tenía ya pensada hace tiempo. Incluso la propuse hace unos años. Me apasionaba jugar a adentrarme en un aula como ‘El Club de los poetas muertos’, o ‘El Club de los Emperadores’, o proponer una ‘Ola’, aunque en este caso una ola feminista, y jugar. Tenía, como mujer de teatro, el compromiso de rendir homenaje a las autoras del 27 antes del 27. Y todo eso se fue uniendo. En las tres películas citadas hay descubrimiento del alma a través de la poesía, crecimiento, negación de ese crecimiento por parte del sistema y suicidio… y un profesor “culpable”. Todo eso lo tenía clarísimo. Después llegó el confinamiento y los giros centrales y los subtemas que siempre incluyo al final, pues desbordaron la historia y justificaron muchas emociones, mucha rabia y mucha impotencia de años; pero sobretodo la valentía de seguir, de soñar, de volar, de vivir. Ha sido un proceso creativo de mucha soledad y dudas, pero cuando todo encajó (al menos para mí), me sentí encantada y decidí que había que montarla enseguida y a la semana de salir del confinamiento, nos pusimos manos ala obra y ya todo fue rodado. Después durante el proceso de ensayos, se quitó texto repetitivo o recursos dramáticos que en la edición estarán, pero que en boca de los actores no funcionada o que según Eva sobraba. Y con todo ello, ha quedado una obra redonda.

Ahora toca subir todo eso a las tablas ¿cómo ha sido el trabajo de la puesta en escena?

Justo hace un año en una MAE le propuse a Eva Romero que me gustaría que dirigiese mi nuevo montaje. Estaba escribiendo una comedia, que está muy avanzada y se la propuse, pero enseguida vi que la comedia podía esperar y que debía ofrecer a Eva una idea mucho más a su medida … Pues yo conocía sus obras con sus alumnos de la Escuela de Guareña y entonces pensé sacar esa idea que tenía en el cajón y ella lo aceptó encantada. Pasé del silencio y la soledad de escribir y de producir a unos días de disfrute total como actriz. Yo defiendo que las producciones de una mujer, dirigida por una mujer y con temática de justicia poética, o feminista, o simplemente protagonizada por una mujer… pueden ser si nos apetece una gran producción, como en el Clásico que casi todas las grandes tragedias (y algunas comedias) tienen nombre de mujer. A mí me encantan las grandes producciones. Y ésta así ha sido: videomapping de Carlos Lucas, la iluminación de Rubén Camacho, música original de Alvaro Rodríguez Barroso, espacio escénico y vestuario de Vistequienteviste, Paco Rosco, como diseñador gráfico, Toñi Escobero, en prensa… Que nada faltara. Y  Eva Romero, como la capitana que se unía a este barco y que lo ha dirigido magistralmente: Remando siempre hacia adelante, hacia arriba, haciéndonos volar.  Ha montado una obra bella en la parte escénica; y en la parte artística, nos ha sacado las tripas, el alma y el coraje; para aterrizar en un encuentro con nosotros mismos de autoconocimiento, responsabilidad y crecimiento.

¿Y la parte actoral?

Creo que la parte actoral es fundamental. Teatro de texto y personajes brutalmente marcados por prejuicios, traumas y sueños… Adolescentes que juegan a recrear personajes ilustres; que cambian de rol para jugar a la Sala de profesores, al juicio contra Diana, a las desescaladas, a la Generación del 27. Maravillosamente interpretados y jugados por Laura Moreira, Raquel Bravo, Pablo Mejías, José María Galavís, Javier Herrera y yo misma, que experimento en los ensayos el paso de la autora a la responsabilidad de creación de un personaje. Dífícil, pero apasionante. Muy agradecida que en época de pandemia se hayan volcado y hayamos estrenado con éxito. Actores y actrices jóvenes extremeños, que deciden trabajar en Extremadura. Hay que mimarlos, son buenísimos.

En tiempos de pandemia, ¿es el teatro alimento para el alma?

Imprescindible. El Teatro es el espejo al que se enfrenta el ser humano. El teatro es el género literario más democrático… Se enfrentan las ideas de distintos personajes y se dialoga, se buscan soluciones, te sorprenden los giros que pueden cambiarlo todo, acabar todo, solucionar todo… Y tú como espectador debes con el aplauso, aplaudirte a ti mismo. Es necesaria esa katarsis, esa reflexión. Muchas personas están muy perdidas. Hay mucho miedo. Venid a ver esta obra y encontrareis respuestas y preguntas. Un nuevo día. Un presente. Ojalá.

¿Por qué no hay que perderse ‘El velo de la mariposas?

Porque un puñado de profesionales os van a demostrar que el Teatro Extremeño está en un buen momento, El Velo de las Mariposas es una obra valiente, comprometida, preciosa… Y mucho talento encima del escenario, detrás, delante… Creo que aún no hay espectáculos escritos y montados tras el confinamiento que hablen del ser humano tras esta experiencia. Aprovecha y ven a enfrentarte a tu nueva normalidad.

Por último y pese a todo, seguro que sigues con tu ansía creativa ¿nos adelantas algo de tus próximos proyectos? 

Pues lo más inmediato es un montaje que he escrito y estoy dirigiendo ‘Una carta para los Reyes Magos’, encargo del Ayuntamiento de Almendralejo para suplir la cabalgata. De una manera u otra queremos ver a los Reyes Magos, este año más que nunca.

Y también he trabajado mucho un encargo de los Conversos de Hervás, un texto enorme para más de cien actores, que se titula ‘Saco Bendito, Sambenito’.

Y muchas ganas de comedia. Y muchas ganas de quitarme la mascarilla y ponerme la máscara teatral y a jugar.

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