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El III Ciclo de Cine Hortera, organizado en colaboración de la Filmoteca de Extremadura, incluye este año una cinta a la que le han regalado calificativos como: excesiva, bizarra, cutre y, por supuesto, hortera (sin que ninguno de estos adjetivos tengan nada de malo). «El fantasma del paraíso», de Brian de Palma, cumple 40 años y sigue siendo uno de los musicales más corrosivos de la Historia del Cine.

Con una legión de seguidores y detractores, la cinta de De Palma tiene esa curiosa virtud de no dejar indiferente a nadie. Con guión del propio director, la película mezcla la obra de Gaston Leroux «El fantasma de la ópera», con la obra de Johann W. Goethe «Fausto» y la novela de Oscar Wilde «El retrato de Dorian Gray». Ahí es nada…

De Palma (casi) siempre ha sido un director excesivo, con películas tan populares como «Carrie» (Carrie, 1976), «Vestida para matar» (Dressed to kill, 1980), «El precio del poder» (Scarface, 1983) o «Atrapado por su pasado» (Carlito’s way, 1993). Pero en esta ocasión, el delirio y el barroquismo de «El fantasma…» convierten a esta película en una historia frenética, con mucho dramatismo, pero sin renunciar al humor (negro, claro está).

La película narra una historia de venganza, la de de Winslow Leach (William Finley), un compositor cuya obra es robada por Swan (Paul Williams), un poderoso magnate de la música que planea inaugurar con dicha obra su local, al que ha denominado El Paraíso. En el fondo (y quizás también en la forma) la cinta de De Palma habla sobre la prostitución del arte y cómo las grandes empresas provocan que prime el negocio a la creación artística. Un tema en absoluto trasnochado.

Una trama que navega entre el disparate y la fascinación, pero con una estética poderosa y con diálogos que modulan el género de la película, haciéndolo saltar de lo cómico, a lo dramático, al fantástico y al terror.

Una revisión glam y personalísima del mito del fantasma de la ópera. Lo que hoy definiríamos como cine «camp», posmodernista y sin complejos.

Para los más cinéfilos: De Palma, en la que fue su segunda película, ya dio muestras de su particular concepción de la puesta en escena y la narración con el uso de la «split-screen», ángulos de cámara imposibles y sus famosos planos-secuencia. Por supuesto, «El fantasma…» está plagada de referencias cinéfilas. A Hitchcock, al Frankestein de James Whale, al expresionismo alemán, incluso a los hermanos Marx.

Algunos la consideraran una joya del celuloide; otros, un bodrio infumable. No hay término medio. Lo que está claro es que es una rareza que el Festival Horteralia y la Filmoteca de Extremadura te permiten disfrutar en pantalla grande el próximo 12 de septiembre, a las 20.30 horas, en la sede de la filmoteca.

Eduardo Villanueva/

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