Tiempos posmodernos/
Víctor Gabriel Peguero

A todos nos ha impactado la reciente tragedia del Valle del Jerte. Una familia entera. Un matrimonio y sus dos hijas. Solo sobrevivió su otro hijo, de 6 años. En un mundo en el que estamos acostumbrados a comer mientras una pantalla, situada estratégicamente en alguna posición dominante del comedor, nos informa puntualmente de las tragedias del día, sin que ello nos quite el sueño, la tragedia del Valle del Jerte nos ha sacudido. Nos ha sacudido porque ha sido en casa. Nos ha sacudido porque es nuestra gente. Nos ha sacudido por la sensación de impotencia y de injusticia provocadas por la trágica desaparición de una familia entera en un abrir y cerrar de ojos. Extremadura entera acompaña en el sentimiento a la familia. Especialmente al único superviviente, que esperamos que sienta el calor de un pueblo durante la nueva y dura vida que empezó para él la semana pasada. Queridos lectores, la vida es tragedia. La vida es muerte también. Por eso los que seguimos aquí, los que nos seguimos levantando cada día, tenemos que tratar de hacer de este mundo un lugar mejor. Porque nunca sabremos cuando algunos nos dejarán, por eso debemos hacer mejor la vida de los que nos rodean. Porque algún día seremos nosotros los que nos vayamos, por eso tenemos que dejar algo valioso para los que quedan: enseñanza, ejemplo, compromiso, solidaridad… Hagamos que la muerte no sea una noticia más, hagamos que la muerte no se quede solo en minutos de silencio. Aprendamos de ella, hagamos un mundo mejor para los que están y para los que vendrán. No hay mayor tributo a los que ya se han ido que hacer la vida mejor a aquellos que nos acompañan día tras día.
DEP José, Macarena, Lourdes, Macarena.

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