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Pantalla /
Eduardo Villanueva

  1. ES UNA JUGADA SOBRE TERRENO ASEGURADO.

Si Nemo fue un éxito hace 13 años, y millones de niños y jóvenes han crecido con la inventiva de la historia de la PIXAR, qué razón hay para no volver a querer disfrutar de unos personajes casi míticos aunque tu edad parezca que diga lo contrario. Apelar al target adulto, joven-adulto y al infantil convierte a esta superproducción de Hollywood es un mamut para la taquilla (aunque parezca sorprendente, la cinta ha costado 200 millones de dólares; y eso sin contar el marketing y el tiraje de copias). Además, la narración se guarda unos cuantos ases en la manga para contentar al público más veterano sin descuidar a los más pequeños. Una jugada de mercadotecnia perfecta en la que, todo hay que decirlo, se respira cine, gracias a un guión muy resolutivo.

  1. NO ES UNA SECUELA AL USO.

No nos engañemos. Esto no es ‘Cars 2’, aquel pinchazo de la PIXAR que todavía le sigue escociendo a la Disney. Esta secuela (que es casi una precuela) llega 13 años después de haber generado un público casi adicto a las aventuras de Nemo y compañía. Es prácticamente una película independiente, que funciona sola, pese a que arranca justo donde acaba la primera.

  1. LA MERCADOTECNIA DE LA DISNEY.

Es difícil competir con una compañía que absorbe empresas sin mirar siquiera si tienen fecha de caducidad. La Disney compró el talento de la PIXAR porque sus guionistas (y ejecutivos) ya estaban rancios y sin potencial. Pero el ‘know how’ de la factoría del ratón Mickey sigue intacto después de décadas.

  1. CONTROL DE CALIDAD.

El mérito aquí es de la PIXAR. Una cinta no recauda cientos de millones de dólares, por mucho marketing que se haga, si la historia no engancha. El boca-oreja es letal para una película que debe llegar a los 500 millones de recaudación para empezar a ser rentable. Y en este caso funciona perfectamente, porque el guión es sólido y la narración fluida y milimétrica. No hay cabida a un minuto de aburrimiento.

  1. EL DOBLAJE.

No es la primera que hablo del doblaje en esta columna. No voy a insistir, pero en una cinta de animación el doblaje da más o menos igual. Porque los dibujos animados (ya sea con lápiz u ordenador) NO tienen voz. Además, en el caso de la versión española, nos encontramos con que una inspirada Anabel Alonso pone la voz a Dory. En la versión original lo hace la show-woman Ellen Degeneres, una de las razones del éxito de la cinta y de su elevado coste.

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