Docencia no presencial para lo que queda de curso en la Universidad de Extremadura
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Tiempos posmodernos
Víctor Gabriel Peguero

No quería hablar del caso Cifuentes, ya que me da como vergüenza pensar y repensar en cómo se ha prostituido la universidad. Eso sí, reconozco que me encanta que se sepa que la máquina de imprimir títulos ha estado funcionando a pleno rendimiento. Tal vez así nos daremos cuenta del peligro que supone que los políticos invadan todos los campos.

Curiosamente, y lo cuento como anécdota, yo soy estudiante a distancia en la Universidad Rey Juan Carlos. Estudiar a distancia es un poco complejo especialmente en fecha de exámenes, pues no es fácil adecuar los horarios del trabajo con exámenes en otras provincias. Pero eso sí, todos los alumnos que he conocido han tenido que hacer -ellos- sus trabajos y han tenido que asistir a los exámenes para optar a un aprobado.

En el caso Cifuentes, ha salido a la luz una serie de nombres de profesores que han sido… bueno, cooperadores necesarios en distinta medida. Me sonaba uno de los nombres publicados por la prensa, un profesor al que se le atribuía una especie de aprobado preventivo, un aprobado para la aún presidenta de la Comunidad de Madrid antes de que se matriculara en el famoso máster.

Me sonaba uno de los nombres publicados por la prensa, un profesor al que se le atribuía una especie de aprobado preventivo

Recordé que este profesor, de Derecho, también ha sido profesor mío en el grado a distancia. Intercambié unos emails con él para ver si era posible cambiar de hora o fecha un examen de Derecho Tributario, pues a la vez que el examen en Madrid, tenía una comisión de Personal en la Diputación de Cáceres y, a continuación, Pleno en el Ayuntamiento también de Cáceres. Sus palabras fueron algo así como «me es imposible cambiarle el examen, puesto que eso significaría dar un trato diferencial a los alumnos».

Pese a tener justificantes firmados por los secretarios de ambas instituciones, el docente se negó a cambiar mi examen. Lo creía desigual. Poco podía hacer, salvo probar suerte al año siguiente.

El año siguiente es este año. Y cuando vea a este profesor, creo que veré también a una universidad convertida en un juguete en manos de, otra vez, la “casta”.

El problema es que eso… ya lo sabíamos.

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