Lunes de papel
Emilia Guijarro

Poco antes de Semana Santa los alumnos de algunos Institutos de Enseñanza de Cáceres protagonizaron una campaña contra las barreras arquitectónicas que tanto abundan en nuestra ciudad. Tenían como objetivo señalar con una gran pegatina en el suelo aquellos lugares por los que una persona en silla de ruedas no puede pasar. La campaña se ha llamado «por aquí no paso». Una excelente campaña de concienciación sobre los problemas que tan a menudo se encuentran los usuarios de sillas de rueda. Y el suelo se llenó de pegatinas de colores porque en nuestra ciudad hay bolardos, aceras, bordillos imposibles, papeleras y señales de tráfico que taponan las aceras. Barreras invisibles para todas aquellas personas que no las sufren. El sábado COCEMFE insistió en el mismo tema con una campaña sobre barreras que cada año viene celebrando.

Llevo mucho tiempo escribiendo sobre las barreras físicas y mentales, sobre las «microdiscriminaciones» sobre tanta barrera que no se ve, pero que están ahí.

La campaña ha concienciado a los jóvenes, pero no sé si a su destinatario último que no es otro que el Ayuntamiento

La campaña ha concienciado a los jóvenes, pero no sé si a su destinatario último que no es otro que el Ayuntamiento. Esperemos ver pronto resultados que hagan que la campaña dé sus frutos.

Y hablando de barreras, hay otras que de vez en cuando saltan a la prensa, como la que el día cuatro contaba un periódico valenciano, sobre la discriminación que había sufrido un grupo de jóvenes en silla de ruedas, al que no se les había permitido la entrada a una pizzería , porque, en palabras de su gerente ,»era un lío» y le espantaban a la clientela habitual. Espero que las autoridades competentes hayan tomado nota y dé la respuesta que se merece el establecimiento, porque se trata de un delito de discriminación.

Cada poco tiempo aparecen noticias de este tipo. Hoteles, discotecas, restaurantes, autobuses, taxis, aparcamientos, que ponen impedimentos a personas a las que se les debería facilitar la vida diaria, que ya bastante complicada la tienen.

Estas denuncias son solo la punta de un iceberg de una realidad más profunda y que en un mundo en el que el envejecimiento crece, tarde o temprano, nos irá afectando a todos.

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