La bruja Circe
Sana, sana, culito de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana.
Esta cancioncilla que se relataba en mi infancia cuando un niño se caía y se hacía una pequeña lesión, iba acompañada de un gesto de frotar la parte afectada suavemente, a veces sin tocar pero pasando la mano por encima. Lo hacíamos entre nosotros, inconscientes pero conocedores por instinto, que la energía activada por la intención de sanar, puede pasar o conectar a través de nuestras manos.
Lo hacían nuestros mayores mientras nos consolaban, lo hacemos cuando sentimos un dolor un malestar poniendo encima nuestras manos y buscando de forman inconsciente el alivio.
Está claro que algo se activa y ha permanecido con nosotros escondido en nuestro instinto. Se nos ha dado todo lo que necesitamos, pero cerramos nuestra intuición a nuestra verdad. Un niño sabe cuándo aplicar el sana, sana y cuándo llamar asustado a su madre.
El acercar la mano y poner la intención consuela, calma y ayuda a la sanación. No, no hace milagros, pero pone a nuestra disposición la energía cósmica que nos dará más fuerzas y posibilidad de sanar.
Es algo así como enchufar un aparato, la energía no está en el enchufe pero permite la conexión y que pase para que el aparato se encienda y haga su función.
He tenido que hacer varias maestrías de Reiki tradicional, Usui, Karuna, kundalini… Para un día en una iniciación de kundalini me llegará claramente cómo este sencillo gesto que hacía en mi infancia era un gesto de trasmisión energética.
He pensado que aunque está en vuestros instinto y en el bagaje de conocimiento que nos acompaña al nacer, es posible que os venga bien recordarlo. Que tengáis un feliz día y si hoy tenéis pupita, os envío un sana, sana, acerco mi mano a tu mal y me pongo en disposición que pase a través de mí la energía sanadora del cosmos y que te llegue sanando calmando y consolando. Bendiciones.
