La participación social está relacionada con una mayor satisfacción con la vida y un mayor sentimiento de compromiso y propósito en la vida.

Hay dos momentos en la vida que han demostrado ser clave para nuestro ajuste psicosocial y que, según los estudios, conllevan un mayor sentimiento de soledad, el momento anterior a integrarse en sociedad de los “adultos emergentes” y la llegada de la jubilación del colectivo de personas mayores.

Si nos fijamos existe un denominador común en los dos colectivos, los primeros todavía no tienen definido su rol social y los segundos han abandonado, de un día para otro, su rol social. En definitiva, ambos colectivos, están al margen de la sociedad o en una indefinición del rol social, lo que incrementa ese sentimiento de soledad.

Este sentimiento de soledad se ve incrementado por las nuevas circunstancias psico-sociales que vivimos: la falta de estabilidad en la pareja, una sociedad cada vez más  individualista con modelos de familia menos extensos, mayor movilidad en el trabajo y la falta de solidaridad intergeneracional.

Pero la soledad, no es estar solo. La soledad es un juicio donde la persona juzga deficientes sus relaciones sociales, es una discrepancia entre mis expectativas y la realidad por lo tanto tiene un componente afectivo ligado a emociones negativas y un componente cognitivo de valoración entre mis expectativas y mi realidad.

La  vejez es un momento idóneo para el crecimiento personal y de entrega a acciones solidarias, es un buen momento para dar sentido a nuestra existencia y establecer nuevas metas y desafíos. El modelo de “envejecimiento generativo” ofrece dos beneficios diferenciados a la persona, un desarrollo socio-comunitario mediante la participación proactiva en acciones solidarias de voluntariado y un crecimiento personal en el desarrollo de esas acciones.

Se precisan campañas de divulgación y sensibilización que visualicen y fomenten las acciones prosociales y en especial acciones relacionadas con el  voluntariado  sénior, que nos ayuden  a alejarnos de esa imagen de fragilidad y dependencia que tanto daño ha hecho al colectivo.

La participación social está relacionada con una mayor satisfacción con la vida, por el  aumento en la cantidad y la calidad de sus conexiones sociales, y un mayor sentimiento de compromiso y propósito en la vida, otorgándola un significado que se traduce en una mayor sensación de  bienestar. Podemos seguir ayudando a los colectivos más desfavorecidos y también ayudarnos a nosotros mismos a fomentar nuestro propio bienestar y la satisfacción con nuestra vida.

Hoy, 5 de diciembre, es un día para agradecer a todos los voluntarios su compromiso social con los que más lo necesitan, contribuyendo a una sociedad más justa y solidaria.

Muchas gracias a todos los voluntarios por ser como sois.

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