Historias de Plutón
José A. Secas

Por fin decidió o, mejor, verbalizó, que amaba a aquella mujer y que iba a esperarla el tiempo que hiciera falta. Se lo había contado a su amiga del alma y confidente; el asunto era ya irreversible e imparable. Le había recordado quién es (aunque ya la conocía de oídas porque le había hablado varias veces de ella) y de cómo había ido haciéndose fuerte en él un precioso sentimiento de atracción desde que, hace ya unos años, recuperara el contacto con ella gracias a una red social.

En poco tiempo de conversación con su amiga, le había contado con entusiasmo casi adolescente, sus planes para los meses próximos y cómo sus movimientos, encauzados a justificar su viaje a otra ciudad como razón profesional, escondían en realidad un doble objetivo: mejorar su situación laboral y, sobre todo, acudir al encuentro de su amada.

Habló de ella con tal seguridad en sí mismo que dejaba muy claro que la verdadera determinación se estimula con poderosos sentimientos y que el amor es el más valioso de ellos. En la conversación con su amiga, le dio detalles de cuándo se conocieron en la universidad, de cómo le gustaba y atraía desde aquel entonces, de lo inaccesible y magnética a la vez que se mostraba, de lo que escribía sobre ella en su libro (diario) de notas, de los encuentros y coincidencias provocadas, de su estilo, de su persona, sus circunstancias, su cuerpo y su alma… El entusiasmo con el que hablaba destilaba admiración. Eso es estar enamorado.

Si, confesó abiertamente que estaba loco por ella y que había tomado la determinación de luchar por estar a su lado. Se sintió agradecido por cómo habrían de pasar los próximos días hasta que pudiera decírselo a las claras, mirándola a los ojos, con el corazón en la mano y en la boca. Se dio unos meses para completar un obligado periodo de reposo de las almas agitadas. Era el tiempo de solo pensar, madurar y engrasar con ilusión el proceso de complicidad, confianza y afecto que estaba alimentando, sin mostrar ansiedad. Saber una clara fecha de desenlace para calmar su impaciencia y ansiedad, le ayudaba a estructurar, medir, evaluar y, sobre todo, a dejar que el corazón se abriera y rezumara todo el amor que atesoraba para ella.

Nota: El destino de un sueño (en pasado), es convertirse en una novela o en un guión cinematográfico (en futuro) cuando la realidad tiene preso al autor. El alimento de la creatividad literaria no solo se encuentra en la vida del día a día; los sueños siempre estimularán e inspirarán al escritor. Además, la ficción supera la realidad; aunque se empeñe la realidad en demostrar lo contrario.

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