“Me enorgullece que este galardón me lo dé un medio que sigue editando en papel”, aseguró Andrés Rábago, El Roto, al recoger su Premio Libertad de Expresión. Una libertad de expresión que salpicó la ceremonia de entrega con el relato-denuncia del fotoperiodista Santi Palacios y la reivindicación del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que sacó a colación el despido del periodista Nacho Escolar (El Diario) de la SER por publicar la relación de Juan Luis Cebrián (Prisa) con los papeles de Panamá.
“Libertad de expresión es poder decir la verdad. Y la verdad debe ser contada hasta donde pueda doler”, aseguró Vara, que narró cómo había hablado en conversación telefónica con Escolar acerca de su cese en la SER (precisamente, el presidente llegó a la ceremonia minutos antes de conceder una entrevista a SER Extremadura). “Los periodistas siempre están pendientes de los políticos, aunque deberían ser los políticos los que tendríamos que estar pendientes de ellos para garantizar que se siga contando la verdad”.
“Ayer me llamó un compañero de partido y me dijo que estaba indignado porque me estaban criticando en un programa de Canal Extremadura. No te indignes, le dije, disfruta porque esa es la verdadera libertad de expresión”. Con estas palabras terminó su discurso Vara, que hizo alusión a la «exclusión cultural» que ha supuesto la crisis económica “porque después de cuatro años me doy cuenta de que tenemos casas de cultura y bibliotecas en pueblos vacías de contenido”, y aplaudió la idea de reducir las clases de religión para proporcionar más horas semanales a asignaturas como filosofía ya que «solo desde el pensamiento crítico podemos cambiar las cosas».
Sin mecenas; sin subvenciones
Inclusión cultural hubo, y mucha, en la IX entrega de Premios AVUELAPLUMA que volvió a congregar en los Jardines del Museo Pedrilla de Cáceres a un nutrido grupo de representantes de la cultura, la política y la sociedad.
Una ceremonia especial, que sirvió para celebrar el X aniversario del semanario cultural gratuito AVUELAPLUMA (AVP). Un semanario que nació un 13 de marzo de 2006 y “hoy, 468 números más tarde, sin subvenciones, sin mecenas, seguimos cada lunes ofreciendo lo mejor de nosotros mismos a Cáceres y Extremadura”, en palabras de Sergio Martínez, Director editorial de AVP.
Después de este alegato, y la intervención de la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, en el escenario se sucedieron los premiados de este año que recogieron una pluma estilográfica de hierro forjado realizada por el escultor cacereño Roberto Iglesias.
El fotoperiodista Santi Palacios recogió el Premio de Fotografía ‘Juan Guerrero’ y dejó al público reflexivo al relatar algunas de sus vivencias en la crisis de los refugiados que ha cubierto.
Palacios, pausadamente y sin subrayados, hizo mención a diversos episodios en los que ha sido testigo de la muerte de niños y niñas y puntualizó que su deseo es que sus imágenes sean en un futuro «una bofetada humanitaria», ya que en el presente parecen generar «indiferencia» a pesar de encontrarnos «en la mayor crisis europea».
Tras este baño de realidad subió al escenario el Premio Libertad de Expresión, el genio de la sátira social Andrés Rábago, más conocido como El Roto, que protagonizó un bizarro número con el ilusionista Jorge Luengo, que desconcertó al mago (que salvó la situación) y provocó las carcajadas entre el público. El Roto, que se negó a dar entrevistas para televisión porque ese aparato “debe ser extirpado de nuestras casas”, fue la figura más buscada por un público que admira, en su mayoría, la maestría del viñetista.
La ceremonia también estuvo marcada por la ausencia del dramaturgo Miguel Murillo, Premio AVP de Teatro, que no pudo asistir a la gala por problemas de salud. “Quiero acordarme esta noche de Murillo, porque fue una de las primeras personas que confió en mi trabajo”, señaló Ana Hernández, que subió al escenario a recoger el Premio AVP de Música, acompañada por el resto del elenco que componen ‘Funamviolistas’, Mayte Olmedilla y Lila Horovitz.
La joven cineasta María Pérez (Plasencia, 1984) recogió el Premio AVP de Cine tras el reciente estreno de su documental ‘Malpartida Fluxus Village’. “Es el segundo premio que recibo en mi corta carrera. El primero me lo robaron el mismo día que lo recibí, pero esta pluma se la daré a mi madre para que se la llevé rápidamente a casa y no me pase lo mismo esta noche”, bromeó.
El Premio AVP de las Letras fue a parar a las manos de José María Cumbreño, fundador de Ediciones Lliputienses, que destacó el importante crecimiento de esta asociación, que busca difundir en España la obra de los poetas latinoamericanos y de la buena acogida que ha tenido ‘Centrifugados’, el encuentro literario independiente que cada año congrega en Plasencia a centenares de amantes de la literatura.
El grupo Berzosax y Chloé Bird amenizaron una ceremonia ágil, con una puesta en escena cuidada y transparente. Transparente como las palabras de Conrado Gómez (el jefe de todo esto), que matizó que los premios nacieron en 2008 para “fomentar el debate y la independencia alejada de las corrientes de opinión y los testaferros de la pseudolibertad periodística”. Unos premios que en 2017 cumplirán diez años, con el marchamo de la calidad y la libertad expresión por bandera.
Una década como la que cumple este semanario que usted está leyendo (ya sea en su versión escrita o digital) y que sigue en pie pese a las tribulaciones políticas, económicas y sociales. “Hubiera sido más rentable dejarnos seducir por los cantos de sirena, por promesas efímeras a cambio de sacrificar lo más sagrado que debe tener un medio: su credibilidad”, zanjó Conrado Gómez.
Eduardo Villanueva /