Dudas de papel
Goyo Tovar

Decía aquella dulce profesora que con la ley en la mano nada debiera preocuparnos; que a pesar de lo que presenten los opinadores negacionistas, los abogados de prestigio o los jueces pusilánimes seremos capaces de rebasar obstáculos y enderezar tropiezos. Siempre habrá alguien que trate de viralizar la idea de que vivimos una época donde lo ilegal triunfa y donde la obediencia a las normas es cosa rara sino de imbéciles.

Mirando ahora mismo alrededor, tenemos dos opciones claras: o nos rebozamos de pesadumbre o rebuscamos tareas de los compromisos alcanzables que podemos asumir.

Para esta libertad basta con tener fija la idea de que sólo nosotros somos los dueños de sentirnos libres

Por ejemplo, la libertad. Siempre fue la libertad el regalo más preciado; pero no de los Reyes, ni de los Magos Reyes, sino de los hombres y mujeres garantes del humanismo democrático. Para esta libertad basta con tener fija la idea de que sólo nosotros somos los dueños de sentirnos libres.

Cuando estemos en situación de serlo, conviene migrar. Hacia otra meta si es emigración o hacia nuestra esencia si es inmigración; en cualquier caso, se requiere valentía y debemos saber que se espera extrañeza o rechazo de quien nos contempla. No obstante, tengo por seguro que jamás se han podido parar los procesos migratorios, es como si la especie humana estuviera también dotada de esa brújula de las que se sirven las aves para no perderse en los cambios. Todos los muros han caído.

El grueso de nuestra banda está dispuesto a conseguir sueldos alegres cada fin de mes, estancia en viviendas asequibles, salud cuidada, seguridad laboral, contacto permanente con la educación para mejorar la información, inventos y hábitos verdes, amparo y patrocinio de los más débiles, … posibilidad de las parejas jóvenes para emanciparse y pensiones futuras garantizadas. Si adoptamos nuestro sencillo programa natural, serán los partidos políticos los que se aproximen y vengan a nosotros para descubrir cómo nos hemos compuesto para conseguir lo que difícilmente han sabido llevar a efectos con sus diferentes y descompasados gobiernos.

Para todo ello conviene migrar tanto dirigentes como dirigidos. Mi duda es -después de ver el vídeo del moreno Serigne Mamadou- si debemos seguir su ejemplo y altura para aprender, o debemos espantar a los representantes que creen saberlo todo y nunca soportaron una helada.

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