Minimalismos
Vicente Rodríguez Lázaro

(Las gárgolas de las iglesias cacereñas)

Solo en las noches de plenilunio, los seres furtivos de materia muerta se adentran entre las luces y las sombras de las vías cacereñas. Descienden de sus atalayas de los templos y palacios y corretean por los espacios hechizados del casco antiguo emulando sus atribuciones de acuerdo con su naturaleza. Las águilas revolotean recorriendo por completo el recinto monumental a la búsqueda de alguna paloma despistada. Los grifos del palacio de los Golfines de Abajo cabalgan primero y se elevan después hacia la Sierra de la Mosca. Las quimeras buscan a algún paseante solitario para aterrorizarlo y hacerle desistir de su caminar a deshoras.

Y al final, cerca del amanecer, las gárgolas de la Casa del Mono descienden sobre la Cuesta de Aldana para rememorar la trágica leyenda grabada entre sus muros.

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