El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) va a poner en servicio este viernes, día 28, a partir de las 14:00 horas el nuevo puente de la N-523 sobre el arroyo Rivera de la Troya, de modo que se restituye definitivamente el tráfico en la carretera que une Cáceres y Badajoz tras los daños generados por la borrasca Efraín en diciembre.
De esta forma concluyen los trabajos de emergencia para la reconstrucción del tramo de la vía extremeña afectada por la borrasca Efraín el pasado mes de diciembre, y que arruinó la obra de drenaje transversal a la altura del kilómetro 45, entre Puebla de Obando y La Roca de la Sierra, obligando al corte total de la N-523.
Con la apertura del puente, se cerrará el desvío provisional para vehículos ligeros, incluidos los de transporte escolar, activado en enero, mientras que los vehículos pesados podrán dejar de utilizar el desvío a través de la A-5 habilitado tras la borrasca.
El delegado del Gobierno en Extremadura, Francisco Mendoza, ha anunciado la restitución del tráfico en la N-523 Cáceres-Badajoz, después de que en la mañana de este viernes se hayan realizado las pruebas de carga «oportunas», de manera tal que van a levantar todas las restricciones a la circulación de vehículos, «con independencia de que hay algún remate menor que hacer», ha matizado, aunque espera que «no entorpezcan mucho y no molesten mucho a los ciudadanos».
En declaraciones a los medios, el delegado del Gobierno ha explicado que se trata de una obra de «considerables dimensiones». Aunque se ha estado transmitiendo durante estos meses que «prácticamente se trataba de tapar un agujero», lo que «realmente» se ha hecho ha sido levantar un puente de 40 metros de punto de sujeción a punto de sujeción y de 12 metros de ancho.
Nueve puente
Sobre los remates pendientes, ha indicado asimismo que si quedan detalles habrá operarios, pero que las restricciones se levantan este viernes a las 14,00 horas, a la vez que ha puntualizado que «desaparecen los semáforos», así como que los camiones no podían pasar y si llegaban a un punto se tenían que dar la vuelta y pasar por la autovía, pero que al margen del peso de los vehículos ya sí podrán atravesar la carretera.
«Es decir, se restituye el tráfico a las circunstancias que se encontraba antes de ocurrir el desastre de la borrasca Efraín», ha concluido el delegado.
El puente, construido para restituir la obra de drenaje colapsada, está formado por un tablero de vigas y losa de hormigón con una luz (distancia entre apoyos) de 40 metros y 12,25 metros de ancho. Las vigas son de hormigón pretensado, con un canto de 1,65 metros y están espaciadas en 2,23 metros.
Sobre las vigas se dispone una losa de hormigón armado ejecutada «in situ» con un canto mínimo de 0,25 metros. Para no reducir la sección hidráulica (espacio de paso del caudal de agua bajo la estructura) disponible se ha elevado de manera localizada la rasante de la carretera entre 1 y 2 metros.
El tablero descansa en sendos estribos tipo «cargadero» formados cada uno por una vía transversal apoyada en cuatro pilotes de 1,2 metros de diámetro y 10 metros de longitud, empotrados en el terreno rocoso pizarroso.