Mi ojito derecho
Clorinda Power

Estoy preparando un programa de radio con un amigo. Se llamará ‘La altura del betún’ y lo produciremos en formato podcast una vez al mes. Ninguno de los dos ha hecho radio antes y eso solo significa una cosa: ahí fuera hay miles, qué digo miles, millones de personas que lo harían mejor que nosotros. Y nos da igual (en realidad a mí me da bastante vergüenza, es a mi amigo al que le da igual).

Alguien podría pensar que tenemos una idea revolucionaria y que eso nos anima más que veinte pacharanes encima. Decidle que se equivoca. Y decidle también que, después de veinte pacharanes, a mí me tienen que hacer una trasfusión de sangre y llevarme tres días a la montaña a desintoxicarme.

En realidad, la única razón por la que hacemos un programa de radio es porque podemos hacer un programa de radio. Me explico: a nosotros habría que aplicarnos el eslogan de Caja Madrid pero al revés: SI PUEDES, QUIERES.

Ya tenemos la sintonía de entrada y el audio que nos presentará a los dos

Ya tenemos la sintonía de entrada y el audio que nos presentará a los dos. Sé lo que estáis pensando y sí, mi nombre irá antes que el de mi amigo y punto. Tenemos pensadas unas cuarenta y dos secciones y creemos que, de todas ellas, acordaremos emitir cinco o seis y ya me estoy viniendo muy arriba. Por otro lado, y para no caer en personalismos, contaremos con un colaborador fijo que entrará a mitad del programa, siempre y cuando no tenga nada mejor que hacer porque es una persona muy interesante, aunque yo solo le dijera hola una noche en un bar y un día en un restaurante chino. También tendremos invitados que a nosotros nos caen fenomenal.

¿Cómo vamos? ¿Os gustan los criterios de producción? Pues continuemos.

Nos están diseñando un logo para el programa. Exacto, un programa de radio no necesita un logo y creo que precisamente por eso lo tendremos. Y también por eso, a mitad del programa me ausentaré unos minutos y regresaré disfrazada, no sé, ¡de langosta americana! ¿Estoy desvelando demasiados secretos? No lo creo. ¿Hacerlo incrementa vuestro interés en el programa? Entonces sí.

Y este es el nivel, amigos. La altura del betún empezará a grabarse el 26 de mayo frente a una botella de vino y un plato de queso curado, presumiblemente de cabra payoya. Y yo volveré aquí para contarlo.

Artículo anteriorNo te he olvidado
Artículo siguienteAlejandro Martínez Vélez

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí