Luz verde al proyecto transformar en un hotel el Palacio de Godoy

Dudas de papel
Goyo Tovar

Pronto hará quinientos que Francisco Godoy, acompañando a Francisco Pizarro, inicia la conquista del imperio inca. Tras las andanzas bélicas y batallas andinas, participa primero en la conquista de las tierras que hoy pertenecen a la nación de Perú (fue alcalde de Lima) por lo que amasó poderosa fortuna que se acrecentó años más tarde -dicen los libros- en tierras chilenas (fue gobernador de Valdivia) que fue donde falleció sin que aún se conozca la fecha de su muerte.

Tendrían sus riquezas tal proporción, que desde las Américas mandó construir un palacio en la villa de Cáceres, donde había nacido. Como casi toda la ciudad amurallada se encontraba repleta de casas nobles, torres y palacios, no encontró otro sitio que extramuros para la edificación de lo que hoy es el Palacio de Godoy, en las inmediaciones de la iglesia de Santiago de los Caballeros.

La larga historia del edificio, propiedad de la Junta de Extremadura, se actualiza con el proyecto de rehabilitar sus instalaciones y disponerlas para un hotel de lujo tras los diez millones de euros que invertirá una firma peruana. Sí, peruana; como si con ello el destino quisiera seguir jugando a recuerdos, restauraciones y olvidos.

Estamos tan desprotegidos de futuro, que cualquier incierto brillo de esperanza lo traducimos como inmediato y potente referente mundial. No sé si como Teruel, pero Cáceres resiste a la vez que sus pueblos se desangran; o sea, Cáceres sobrevive gracias a la hemorragia rural. Y todo ello sin que se diseñe una especie de portazgo compensatorio para los municipios que se vacían y empobrecen sin que sus habitantes sigan recibiendo los mismos servicios; necesidad justa que sólo percibo viable tras un ajuste de los fondos públicos destinados a proteger a los pueblos que pierden población.

Es buena noticia que Junta y Ayuntamiento abanderen ilusiones. Nuestras autoridades nos anuncian que esta apuesta es un empeño y muestra del proyecto que enmarca a Cáceres como “ciudad cultural”. Por el afán y abuso de comparaciones, se oyó decir que así como Mérida es la ciudad del teatro clásico, Cáceres será la ciudad de la música clásica. Por lo que surge mi duda de entender cómo podrá ser nuestra capital el núcleo de la música clásica si aún carece de instalaciones adecuadas para el Conservatorio de Música.

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