salud-emocional-34

Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO

Es obligado en estas fechas hablar en clave de mujer, pero no solo porque estemos en el entorno del 8 de marzo, el domingo hemos reivindicado esta fecha emblemática donde las haya. Y me gustaría hablar de científicas, de filósofas, de escritoras, de mujeres que han triunfado a pesar de las dificultades, pero no puedo, porque demasiadas mujeres que conozco están al borde de un ataque de nervios, y no como las chicas de Almodovar, por un novio que las deja o por una relación frustrante.

Vivo rodeada de mujeres, mujeres valientes que son el único sustento de sus casas, que sacan adelante a sus hijos con enormes dificultades, y que se quejan cada día de que ellas no sólo no ven la tan cacareada recuperación, sino que ven que sus salarios y sus contratos se encogen cada vez más. Mujeres que cobraban hace años un veinte por ciento más de lo que cobran ahora.

Mujeres que se dedican al cuidado de personas dependientes, o a limpiar a domicilio.

Ellas son las que sufren esta crisis con más fuerza que nadie, las que están siempre al borde del desahucio, las que forman parte de ese ejercito de mujeres de las que, en mayor o menor medida, cuida la Cruz Roja.

Cuando no llegan a final de mes y tienen que decidir entre pagar la luz y dar de comer a sus hijos, y ahí está la Cruz Roja, para echar una mano. Estas mujeres a las que yo pongo nombre y cara son las que Cruz Roja convierte en cifras en un informe demoledor, sobre la situación de este colectivo: el Boletín sobre vulnerabilidad social.

«Tres de cada cuatro mujeres atendidas en el programa de vulnerabilidad social de Cruz Roja viven en hogares de extrema pobreza, es decir, con ingresos mensuales inferiores a 450 euros. La cifra aumenta al 90% en aquellos hogares cuya media de ingresos no supera los 676 euros al mes, según el último Boletín sobre vulnerabilidad social.»

Las mujeres que han participado en la encuesta cuentan que sus problemas son de índole económica, y es que la media de ingresos es inferior a la mitad de la renta media calculada por el INE para la población general.

Por esta razón y otras muchas, no puede olvidársenos que el 8 de marzo de cada año es una fecha para la reivindicación, para decir que el retroceso es brutal, que no hay luces en el horizonte para el colectivo de las mujeres solas y con cargas familiares, que los parches no ayudan a una situación que es endémica, que son familias condenadas a la exclusión y que las víctimas colaterales de esta crisis son los hijos.

Artículo anteriorSi no quieres caldo, dos tazas
Artículo siguientePersonaje literario tras el concierto de Guillermo A. Iriarte

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí