pobreza

Desde mi ventana /
CARMEN HERAS

Claudi Alsina cuenta en uno de sus encomiables artículos sobre matemáticas, que un amigo suyo dice con acierto «que la unidad de volumen que hoy tiene la juventud como referente, es la lata de Coca-Cola».

Dado que lo publicó en el año 2010 y estamos en el 2015 puede que ya no sea tan exacta la frase pero no dudo que sigue siendo eficaz en las lecciones prácticas sobre la medida. Donde puede utilizarse el ejemplo de «llenar un cubo transparente sin tapa de 1 decímetro de lado (1 litro) con el contenido de tres latas del famoso refresco» para conseguir «desarrollar un cierto dominio de las medidas reales de las cosas». Jerga de docentes, ya saben. Jerga y contenidos recordados ahora que estamos a punto de asistir a la cita electoral del próximo mes de mayo, y los medios de comunicación nos informan sobre lo que suben y bajan los partidos políticos, sobre sus promesas y posibilidades de ganar unas elecciones, a priori bastante desconcertantes y complejas.

Y como vivimos en tiempos de gurús, no debieran parecernos extraños los motivos de realización del video de andaluces y extremeños, lleno de sentido del humor, en palabras del Presidente de Extremadura. Traído y llevado en las redes sociales. Bien es verdad que cuando surgió el asunto en el Departamento, a todos se nos quedó la cara un poco boba pues nadie, y eso que presumimos de personas inteligentes (uff!), entendía el verdadero fin del audiovisual. Porque para echarse unas risas, la verdad es que parece un poco caro. Cualquier vídeo de YouTube, donde los nenes se ríen contagiosamente cada vez que alguien cae al suelo, pudiera haber valido. Y que me perdonen los que se caen.

Así que todos frustrados, por sentirnos poco sagaces y no entender la gracia del producto. Aunque luego dimos vueltas a una posible forma nueva de clasificación de hipotéticos votantes: los que ríen, los que no y los que ni miran. Y hasta reflexionamos estadísticamente si las elecciones sopesarán el punto de una región como la nuestra para ver si es, o no, conforme a lo expuesto por Monago en ese mundo virtual hecho a su medida, o si por el contrario, está tan «pegada al suelo» que exige modos reales de interpretar las situaciones y solucionarlas.

El sentido del humor no puede ir en contra de la inteligencia -concluimos. Ni sustituirla. Cuando se leen los informes de organizaciones no gubernamentales, y hasta bancarias, sobre la crisis, todos coinciden en señalar que la desigualdad entre personas está llegando a límites graves. Tanto que, incluso, se puede estar poniendo en peligro la democracia. De sobra es sabido que los servicios gratuitos hacia las clases más débiles tienen su razón de ser (en cualquier gobierno), en parte por justicia social y en parte para que no se altere la estabilidad del sistema.

Siete años lleva el Informe Foessa llamando la atención sobre las problemáticas de exclusión social. Según el mismo, hoy el 25% de la población española está en esa situación. «Hay una generación transversal expulsada del mercado de trabajo y condenada a la exclusión» en palabras de Fernández Maillo, uno de los autores del Informe (El País, 1 de marzo).

Y es que en España los datos hablan por sí sólos: Una de cada cuatro personas que quiere trabajar, está en el paro. Uno de cada tres parados, no cobra ninguna prestación. Uno de cada dos jóvenes, no tiene trabajo. El 1% de la población tiene el 27% de la riqueza y el 10% acapara más del 55%…

Así que como para reírnos…Permítannos que no nos riamos demasiado. Sobre todo si se tiene una cierta percepción de esa medida real de la cosas que citamos al principio. Y que se enseña el la escuela.

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