Reflexiones de un tenor
Alonso Torres

Si las guerras (y batallas) se desarrollasen sobre un mapa, sobre una mesa con figuritas de barro, o marfil, o resina (en la actualidad eso va por ordenadores, los milikos, los jefazos militares ya no se inclinan ante gigantes y desplegados papelotes o maquetas, no, todo es “realidad virtual”; y los drones, desde arriba, desde el cielo, pueden “mandar” bombas sobre los míseros mortales sin que estos sepan por dónde les viene la muerte o la desmembración; aséptico, todo es muy aséptico, no le ves la cara al enemigo y así lo cosificas y cuesta menos matarlo, eliminarlo, es mucho más limpio –generalizo y eso no es justo, también existen otros tipos de guerra, de batallas, de escaramuzas, pero no voy a ir más allá en este día-), digo, que si las guerras y batallas (y escaramuzas) se desarrollasen sobre un mapa o una maqueta, aquello que pasó en Grov Styn podría ser contado de la siguiente manera: los garbanzos, más pesados y concentrados que la maicena, cayeron sobre esta en mitad de la noche, cosa que no esperaban, y la eliminaron lanzándola hacia el Cortado del Uro. Y todo acabó, sangre sobre el verde campo del viejo rey Huprok.

Los dragones, y no las musas, son los que inspiraron a estos dos maravillosos compositores

Después se remontó el río hasta su nacimiento en barcos de pequeño calado a semejanza de los utilizados por las gentes del norte, los vikingos, que serían todo lo hijodeputas que quieras, pero que de guerra y navegación sabían un güevo (y parte del otro). También se amplió el castillo primigenio dotándolo de más estancias, tanto en la torre principal como en los anexos, y sobre todo, ante todo, se cambió la madera que quedaba en el recinto por piedra, que en principio, no arde. Ah!, y para conmemorar la victoria, doña Magpe convenció al “Señor de la Tierra” y pudo contratar a unos juglares, venidos desde Oriente, que durante semanas amenizaron aquellas duros y hermosos parajes.

Si alguien no se hubiera ocupado de registrar estas historias (los cronistas no empuñaban la espada, pero sí la pluma; altamente recomendable “Las Crónicas de Froissart”, yo lo flipé con este trabajo que versa, entre otras cosas, sobre la Guerra De Los Cien Años –solo hasta 1400-), hoy casi olvidadas y mal contadas, como yo mismo he hecho en esta tórpida columna (lo siento), todo, como dijo el Replicante Nexus 6, Roy Batty, se hubiera perdido como se pierden las lágrimas en la lluvia; pero Dowland primero, y después Purcell, pusieron remedio, y si hoy conocemos a la Compañía Del Este, a la Reyna Magpe, y al cabrón de Huprok y su hazaña guerrera, es porque los dragones, y no las musas, son los que inspiraron a estos dos maravillosos compositores oriundos de La Pérfida Albión.

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