Con ánimo de discrepar
Víctor Casco

Cuando ustedes lean estas líneas, ya sabremos el resultado electoral. Mientras yo las escribo, un viernes a primera hora, lo ignoro.

Sabremos si tenemos un gobierno que apuesta por los valores constitucionales, por la declaración de derechos humanos, por el respeto a la diversidad, por mantener y aún aumentar los derechos sociales y laborales o, por el contrario, una coalición en beneficio de la reacción.

Muchos somos los cabreados por tener que volver a votar. Pero ese cabreo nunca debe convertirse en una apatía que reme en favor de la extrema derecha. Nunca.

Muchos somos los cabreados por tener que volver a votar

El fascismo histórico, y el neofascismo del presente, son fuertes cuando nos quedamos en casa. Ellos nos quieren bostezando, porque solo así podrán imponer su agenda. Y no nos engañemos: pese a que durante años nos hemos librado de partidos radicales de extrema derecha, con VOX, ya han aterrizado aquí, en esta tierra que durante 40 largos años padeció la dictadura franquista, esa misma dictadura por la que suspiran y a la que celebran.

Craso error el de la derecha constitucional en abrir las puertas de las instituciones a VOX. Frente a lo que ha pasado en Europa, donde se ha establecido un cordon democrático frente a la reacción, aquí se ha apostado por contar con ellos y darles carta de credibilidad.

Esperemos que este domingo 10 de noviembre, en las urnas hayamos derrotado a la hidra del fascismo.

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