Como-organizar-un-cumpleaños-infantil-12

Cánovers /
CONRADO GÓMEZ

Cuando uno cumple, de repente se le vienen encima miles de buenos deseos de amigos y conocidos que equiparan hacerte un año más viejo con una especie de éxito social, y es que parece que las ganas van con las canas. Sin embargo, no tiene nada de mérito esto del tiempo, pues hagas lo que hagas, sigue su marcha inexorable. Ya puedes disimular las huellas que va dejando en ti sirviéndote de la toxina butolínica, el ácido hialurónico o incluso el idolatrado bisturí. Los síntomas suelen enmascararse, pero no el poso que deja en nosotros. Nos va cambiando por dentro y por fuera. No hay nada que hacer.

La semana pasada el humilde escribano que se dirige a vosotros cumplió la nada desdeñable cifra de treinta y cinco años. Y lo escribo así, en letras, porque la cifra atrapa más la atención. No es que yo me queje de esta madurez interesante, o me acuse de derribar primaveras inmisericordemente, todo lo contrario. Cuando uno cumple 35 —ahora sí tiro de números— tiene la sensación de que está entrando en la meseta vital, justo la mitad de 70 años, que ya son palabras mayores. Empiezo ahora a mirar hacia la adolescencia como un sueño rápido de sofá, de esos que humedecen el mentón por las babas que vamos soltando mientras soñamos. Tampoco me atrevo a afirmar que soy una persona madura. Miro hacia los 40 con mucho respeto, bajo la oscura creencia de que lo que no hayas hecho antes de cumplir las cuatro décadas no lo harás ya. Pero eso sería antes. Los tiempos han cambiado. Cuarenta tacos ya no son nada. Los adolescentes ahora tienen 40. De hecho, una gran parte de estos chavales con canas y ganas aún no han salido de casa de sus padres. La emancipación tardía. ¡Vivan los núcleos familiares indisolubles!

Lo más parecido al día después de tu cumpleaños es el síndrome postvacacional. Pasas de ser una ‘celebrity’ ocasional a ser un completo desconocido en apenas 24 horas

Lo más parecido al día después de tu cumpleaños es el síndrome postvacacional. Pasas de ser una ‘celebrity’ ocasional a ser un completo desconocido en apenas 24 horas. Es como volver de una semana en la costa con la lectura y el paseo como únicas preocupaciones a injertarte de repente y sin contemplaciones en el mismo lugar y momento de tu rutina. Está mal planteado esto de los cumpleaños. Deberíamos distribuir momentos de felicidad a lo largo del año evitando una efímera explosión de júbilo.

Seguiremos cumpliendo, ya sea en años o en abrazos. Seguiremos el camino de la vida con el inexpugnable proceso de seguir intentándolo, pues es lo único que depende enteramente de nosotros. Seguiremos tratando de ser originales en un mundo zarandeado por las personalidades-franquicia, patrones de conducta cortados en serie que responden a un juego de roles. Sed vosotros mismos, jóvenes, y que el tiempo sea un chascarrillo de portería. Salud.

Artículo anteriorHombre al agua
Artículo siguienteRío revuelto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí