Coronavirus y adicciones: cómo el confinamiento puede provocar recaídas
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Psicólogos expertos en adicciones advierten de que el confinamiento decretado por el estado de alarma por la evolución del coronavirus podría incrementar el riesgo recaídas para personas que en tratamiento por algún tipo de adicción.

”El aburrimiento y la frustración son uno de los motores de riesgo de una persona que presenta una adicción para que vuelva a repetir esas conductas”, explica Gloria González, del centro ITA Adicciones, en una entrevista con Europa Press.

 

En concreto, sobre las personas con adicción a la ludopatía, detalla que “el hecho de estar en casa, teniendo a mano un sinfín de posibilidades para apostar, jugar de manera fácil, rápida y cómoda a través de Internet, hace que este tipo de personas tengan que estar más alerta ante esta situación, ya que podrían recaer con cierta facilidad”.

El jefe de Terapias de Triora Alicante, Rafael Quinto, comparte esta opinión, dado que se asemeja a aquellos que tienen problemas con las drogas: “Puede aumentar el riesgo de recaídas en pacientes que ahora mismo están en tratamiento. Recordemos que la adicción es una enfermedad emocional, una enfermedad donde hay un mal manejo de las emociones y por ese ‘no querer sentir’ el paciente no tiene más remedio que consumir para no manejar esa emoción incómoda”.

 

Al respecto, indica que el aislamiento y todas las medidas preventivas “están removiendo muchas emociones como la tristeza, el echar de menos a familiares o personas queridas”. Esto provoca que “se remuevan emociones internas que pueden aumentar ese malestar del paciente adicto y aumentar así el riesgo de recaída”.

De la misma manera, hay que tener en cuenta los recursos: “Para un paciente adicto, ahora mismo es fundamental el pedir ayuda y este aspecto está limitado. Puede llamar por teléfono y le pueden ayudar, pero a lo mejor no pueden estar con él físicamente; algo que a veces es muy importante”.

Al hijo de lo anterior, Gloria González afirma que las personas todavía en tratamiento son vulnerables porque “están en proceso de cambio, y la falta de la rutina en la que estaban con sus grupos de terapia y sus actividades les puede desestabilizar y, como consecuencia de esto, tienen más riesgo”.

Como el contacto físico ahora mismo, se evita, ITA está continuando con estos grupos a través de una plataforma ‘on line’, que “ayuda a seguir acompañando a estas personas en estos momentos de confinamiento”.

“Con las familias de nuestros pacientes, al igual que lo hacíamos antes de la situación del coronavirus, tenemos un contacto casi diario a través de llamadas, y los pacientes que están ingresados hacen videollamadas con sus familias para poder ‘normalizar’ la situación y que puedan estar en contacto”, explica.

En cuanto a los pacientes que hacen consultas ambulatorias, la experta señala que sus centros han facilitado pautas concretas a las familias. Los pacientes necesitan seguir una rutina y seguirla en la medida de lo posible. “Las rutinas ayudan a minimizar el estrés y el malestar que puede causar el confinamiento y como consecuencia de estos sentimientos, el paciente podría sufrir una recaída”, justifica.

Desde Triora también están adaptando sus programas al aislamiento por el coronavirus. Así, ofrecien terapias individuales por videoconferencia o por teléfono para tratar las adicciones, y han preparado opciones para hacer terapias de grupo ‘on line’. “El contacto cara a cara y las terapias de grupo, que son las más importantes para las adicciones, están limitadas por ley durante este periodo de crisis sanitaria”, recuerda Quinto.

El experto aporta una serie de consejos de para controlar ese impulso o ganas de consumir: “Lo fundamental es pedir ayuda, coger el teléfono, hacer uso de la videollamada y llamar a algún compañero del grupo terapéutico o al propio profesional: al psicólogo, al terapeuta que te está viendo… Y, por supuesto, comentar esas ganas de consumir”.

Rafael Quinto insiste en que puede ayudar “mucho” a un paciente transmitir en alto esas ganas de consumir. “Las ganas de consumir en numerosas ocasiones disminuyen simplemente por el hecho de expresarlo. De modo que, el tener siempre un número de teléfono al que acudir y a alguien que te pueda escuchar durante un tiempo es una herramienta fantástica”, afirma.

Así, cree que el poder hablar con alguien y que ese alguien valide el sentimiento que está teniendo el paciente puede resultar “muy importante”. “Le pueden decir qué hay después de ese consumo y eso va a frenar al paciente, aunque solo sea con palabras. La mejor herramienta en estos casos es llamar a los compañeros y acudir a los profesionales para que te escuchen”, sentencia.

En cuanto a los pacientes que ya han finalizado un tratamiento por ludopatía y han adquirido los recursos para manejar sus adicciones, González afirma que obviamente tienen menos riesgo de recaída que los que todavía están en tratamiento, aunque puntualiza que “depende del tiempo de abstinencia”: “Cuanto más tiempo llevan sin jugar, menos riesgo tienen de recaer”. Para reducir el posible riesgo, anima a no utilizar ordenador ni móvil, o limitar las horas de su uso.

”El riesgo es mayor en aquellos que han dejado de consumir hace poco que en quienes llevan diez años de abstinencia, que tienen muchas más herramientas para manejar sus emociones y los distintos malestares, lo que no evita que en determinadas situaciones puedan recaer. Puede haber un aumento de ese malestar y, por ende, un aumento de la recaída. Y ya no solo por las medidas preventivas, sino también por la situación que estamos viviendo. Probablemente conozcamos a alguien que ha podido fallecer por coronavirus, lo que genera un malestar y duelos no resueltos”, agrega al respecto Rafael Quinto.

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