Diez razones para viajar al Norte de Extremadura

Historias de Plutón
José A. Secas

Ante la llegada inapelable del final de las vacaciones y de la “vuelta al cole” parece que me quiero resistir -a ver si lo consigo- a redactar un artículo típico y tópico de esos que se repiten cada principio de curso. Mismos galgos y distintos collares. Exactamente igual que al comenzar el año; ya saben: propósitos de enmienda con el tabaco o con el gimnasio, los archiconocidos coleccionables absurdos o inútiles (con regalo incluido), las matriculaciones en cursos varios de idioma, cocina o punto de cruz (entre otros), los “apuntamientos” a grupos, clubes, asociaciones y otros focos de congregación de intereses diversos y, en resumen, el acopio de buenos propósitos y mejores intenciones. Pero no, esta vez no sugiero un cambio; propongo una continuación, un alargamiento del verano. Lo tenemos fácil porque el tiempo acompaña y aún se está bien en el agua de la piscina, de la garganta o del río, todavía se goza del fresquito nocturno de las terrazas y, además, estas fechas, traen aparejadas una serie de propuestas que siempre son recomendables. Me refiero a los conciertos y festivales al aire libre que mantienen y prolongan las buenas vibraciones de los clásicos festivales veraniegos.

Aún se está bien en el agua de la piscina, de la garganta o del río, todavía se goza del fresquito nocturno de las terrazas

Entre relato vacacional, muestra del álbum de fotos (en el móvil), lucimiento de bronceado y exposición de planes de futuro, podemos -debemos- seguir disfrutando de las bondades de un buen tiempo que se prolonga. Repasando la lista de antes del verano, vuelvo a sugerir las fiestas de barrio y de pueblo que aún nos quedan por celebrar, con sus verbenas y sus alimentos y bebidas aparejadas y típicas, los paseos, los libros y la siestas. Aún  ha de sobrar tiempo para hacer lo que se espera de nosotros y entrar en la dinámica que nos dictan los “mass-media” y las fechas del calendario pero, eso si, sin estresarse, sin rupturas, sin borrar y hacer cuenta nueva; con suavidad y mesura, poco a poco, saboreando el pasado y, por supuesto, el presente que, por cierto, es muy agradable.

El mensaje es de continuidad pero también muy zen: relax, tranquilidad, consciencia, buenos alimentos y mejor disposición. Amor y paz, en resumen. Relativizar los problemas, no empeñarse con ciertas cosas, dejar que fluyan las relaciones y los sentimientos. Pisar el suelo y mirar al cielo, sonreír más a menudo y pasar de los pesados y los tóxicos. Bueno, si quieres leer rankings y listados para alcanzar la felicidad en equis pasos o libros de auto-ayuda, allá tú. Nadie te va a meter en la cabeza cosas que no te creas previamente y estés decidido a ponerlas en práctica después de llegar tú solito a esa conclusión. Ah, sobre todo, no te pongas serio que te pones muy feo (o fea; según depende, que diría el otro).

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