El cine es un espectáculo popular y este mes se verán en la pantalla grande algunos de los títulos más míticos del ‘cine quinqui’.
Las películas elegidas son: ‘Navajeros’ (el día 13), ‘El Pico’ (el 20) y ‘Colegas’ (el 27), de Eloy de la Iglesia, y ‘Deprisa, deprisa’, (el 27) de Carlos Saura. Su nexo de unión es mostrar la delincuencia, el ambiente de los barrios marginales o la problemática de las drogas en los 70 y principios de los 80 al ritmo de ‘Los Chichos’ o ‘Los Chunguitos’.
Igualmente, el ciclo ‘Ellas dirigen’ está compuesto por cinco filmes dirigidos por mujeres para «poner en valor y hacer visible el trabajo de directoras con el fin de aumentar ese porcentaje y facilitar el acceso de la mujer a cargos de gran responsabilidad», explicó el pasado jueves la responsable de Medios Audiovisuales y directora de Filmoteca, Natalia Rodrigo, en la presentación a medios de la programación de marzo.
‘El secreto de las abejas’, de Anabel Jankel; ‘Dios es mujer y se llama Petrunya’, de Teona Strugar Mitevska y ‘¿Podrás perdonarme algún día?’, de Marielle Heller, y los documentales ‘#Placer Femenino’, de Barbara Miller, y ‘Ara Malikian, una vida entre las cuerdas’ de Nata Moreno, conforman este «necesario» ciclo, tal y como lo ha definido Natalia Rodrigo.
Además, Corea estará presente con un ciclo, organizado en colaboración con el Centro Cultural Coreano en España. Se disfrutarán títulos como ‘Intimate strangers’; ‘Juror 8’ y ‘The house of us’.
Por último, en los pueblos de Extremadura, gracias a la Filmoteca itinerante, se verá ‘Dios es mujer y se llama Petrunya’.
Este cine, casi siempre denostado, es una manifestación de la sociedad de finales de los 70 y principios de los 80.
Los jóvenes, con conductas asociales y conflictivas se interpretan a sí mismos en busca de una libertad que desembocó en un rebeldía e inconformismo.
Los escenarios eran barrios como Vallecas, Villaverde o la Concepción, en Madrid, o el barrio de la Mina de Barcelona, que actuaban como un personaje más.
Estas cintas reflejan iconos de la cultura popular: los recreativos, los billares, las máquinas de petaco, la venta de tabaco suelto… y es testigo de la Transición desde el punto de vista de las clases populares. Por esto, el cine quinqui fue un éxito de taquilla desde el primer momento a base de personajes populares, su simpleza narrativa y el uso de un lenguaje propio del argot del barrio.
Además, las drogas y el sexo se trataban sin eufemismos ni elipsis. De hecho, casi todos los directores mostraban el consumo de drogas sin pudor, que hacen del fenómeno del cine quinqui algo único y a reivindicar en el cine español.