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La bruja Circe

Para comenzar este nuevo año me paso a desearte un buen 2023 y mientras tomo mi café pienso en lo difícil y terrible que resulta a veces la vida, esa delicada red de intereses y despropósitos como la guerra en Ucrania, esa intolerancia y resistencia y abusos contra los derechos de otros, por ser mujer, por ser anciano, por la sexualidad, por el género, en general por ser débil o diferente. Sin darnos cuenta que hasta el más poderoso de los dictadores o un Papa es finito, es mortal.

Y ese poso inmoral que vemos en el entorno de los políticos insultando y propiciando la inestabilidad social, cantando las delicias de tiempos añejos y o despropósitos extremistas.

Una corriente social que tiende a la violencia, la falta de normas para la convivencia, que aunque molestas son imprescindibles o llegaremos a la confusión y el caos.

Ruido y locura en el entorno y sin embargo la naturaleza nos enseña la belleza del entorno y de la vida.

Y a esa belleza tan dolorosa y arrebatadora hay en lo efímero, como nos lo presenta una y otra vez la naturaleza, por ejemplo, en una hoja llena de gotitas de rocío, en las gotas de agua que danza en los cristales, o en las grandes tormentas calientes o heladas que nos asustan y trasforman nuestro entorno.

Es de ese modo como aprendemos a vivir cada instante y apreciar lo inmediato.

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