/ La Bruja Circe

Muchos son los que creen que la tradición de adornar los árboles en Navidad es una costumbre moderna. No es cierto, está profundamente relacionada con las culturas rurales. En Centro-Europa y norte de España existió, desde muy antiguo, un culto al árbol y al bosque en general, de clara influencia celta, pero su culto no era sólo religioso, también tenía un significado en la vida social, política y legal.

El roble era el árbol sagrado entre los celtas, el “Árbol del Solsticio” por excelencia, que era adornado con manzanas y otras ofrendas. Como nosotros lo hacemos ahora con cintas de colores rojos, que representa la sangre de la madre tierra; amarillos, para atraer la riqueza y verde, para que salgan bien los proyectos y aventuras nuevas. El árbol tiene un significado profundo, sus troncos alimentaban los hogares con su fuego sagrado y ese fuego guiaba a los espíritus de los familiares fallecidos. Sus cenizas se utilizaban para fertilizar los campos, curar heridas del ganado y como talismán benéfico contra toda clase de sortilegios.

Sin importar la fe que tengamos y aunque pongamos belenes, pongamos también el árbol y demostrémosle respeto; el árbol es frescor en verano y calor en el tiempo del hielo. Cuando colgamos en el las golosinas para los niños estamos simbolizando los frutos que nos ofrece, el árbol abona con sus hojas secas y sus cenizas. En Mesopotamia, Persia, Pakistán o Tíbet, el tronco atrae la suerte, da calor y bendice el hogar. Los celtas festejaban el amor y la fertilidad (los nacimientos y la siembra), con bailes y comidas y rendían culto a los árboles. La encina era el árbol sagrado y recogían muérdago.

Otro ejemplo es el árbol del dinero chino, que se regalaba en el solsticio de invierno, el Dong Zhi, con siete monedas para atraer el dinero y la suerte a las empresas. Yo os propongo una árbol solidario donde colgaremos las golosinas y regalos para todos los que visiten la casa y pidamos a cambio a cada uno de ellos que se comprometan a entregar un regalo a los que tienen menos, ya sea un juguete, unos calcetines o un adorno, algo para llevar después a los centros de recogida. Sin duda será un buena opción solidaria que enseñara a nuestros niños y recordara a los mayores que somos todos iguales y dignos de cuidados, ayuda y solidaridad, así que… a montar el árbol.

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