Las verdades a medias no sirven para nada. Las declaraciones de intenciones tampoco. Ni siquiera las manifestaciones grandilocuentes, los discursos mesiánicos o la propaganda estadista de Goebbels. Mientras se nos llena la boca alabando el importantísimo papel de pequeños y medianos empresarios en la creación de empleo; al mismo tiempo que se nos empañan los ojos escuchando las políticas activas de empleo que van a crearse… ese mismo día la cuota de autónomo sube un 22%, es decir, de 256 a 316 euros. Cierto, no para cualquier tipo de autónomo, sino para aquellos que tengan más de diez empleados o para los que sean además partícipes en una sociedad, lo que se llama “autónomos societarios”.

Este decreto, que ha pasado desapercibido y ha sido aprobado sin hacer mucho ruido para evitar revuelo, fija que los trabajadores por cuenta propia que en algún momento del ejercicio tengan contratados a diez o más trabajadores, cotizarán sobre la misma base mínima que la de los trabajadores del grupo 1 del Régimen General. Es decir, la base pasa de 858 a 1.051 euros, por lo que la cuota mínima mensual sube desde los 256,72 euros a 313,34 euros, un notable incremento del 22%. El aumento también afecta a los autónomos que a su vez sean socios mayoritarios en su empresa, los conocidos como autónomos societarios, como podrían ser, por ejemplo, pequeños comerciantes o empresarios de hostelería.

De ahí se deduce que el autónomo societario tiene la misma retribución que los trabajadores que tiene contratados y no siempre es así. O se infiere, asimismo, que el tránsito de autónomo a Sociedad se debe a un aumento en las cantidades facturadas de su actividad económica. Lo cierto es que un 22% de subida de la cuota no es una medida alentadora al mantenimiento o creación de empleo y favorece que la economía sumergida esté en los niveles actuales. La creación de riqueza no viene del trabajador por cuenta ajena o el funcionario de turno, sino del emprendedor que arriesga su patrimonio y su tiempo para poner en marcha su proyecto de vida.

Es esa figura la que hay que proteger y alentar. No sirven expresiones optimistas ni brindis al sol. Es absurdo confiar en que el paro descenderá con el paso del tiempo si no ponemos en marcha incentivos fiscales reales, exactamente lo contrario a medidas de este tipo que estrangulan más al autónomo, sea societario o no. Es una medida contraproducente que sólo provocará un retroceso en la actividad del pequeño empresario. Un elemento disuasorio para que ese autónomo que regenta una multitienda se plantee transformarse en Sociedad y contratar a un par de dependientes. A todas luces, esta medida ha sido tomada por alguien que conoce muy poco la actividad emprendedora. Alguien que, con el estómago lleno, se arroga la licencia de dar consejos bajo el desprecio y la ignorancia supina que confieren cierto tipo de sillones institucionales.

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