El 2013 se despide con un regusto agridulce. El Banco de España constata una mejora del PIB en el cuarto trimestre, aunque después de comprobar su capacidad de gestión y control de la crisis financiera, más bien habría que tomarlo como un acto de fe y no de ciencia. Incluso a pesar de la última propuesta de Gallardón para reformar la ley del aborto, aun por encima de la más que probable subida de la luz —y ya van cinco consecutivas— el año en curso deja espacio para la esperanza.

El 2013 ha sido un ‘anno horribilis’ en lo que se refiere a economía y empleo. La ‘macro’ respira con los alivios especuladores provistos por las agencias de calificación y el engendro de las primas de riesgo, los inversores quieren ver luz en sus operaciones y vaticinan que “vamos saliendo”.

Pero claro, poco importa si enderezamos el rumbo del barco mientras que varias plantas de pasajeros no tienen ni para encender esa luz. Son los pobres energéticos. Uno de cada tres españoles no tiene capacidad para hacer frente a sus recibos de la luz.

Otros tantos cientos de miles acuden a la despensa de los Bancos de Alimentos para atender a los miembros de su familia.

Esa es la microeconomía, la que distingue a los países desarrollados de los que pretenden serlo. Las sociedades desarrolladas son las que avanzan más despacio pero en conjunto. No permiten fracturas sociales como pueden tener en USA o Latinoamérica, donde una mínima parte de la sociedad acapara la mayor parte de la riqueza. No existen clases medias. Un profundo abismo entre el que posee todo y el que atesora absolutamente nada. Y esa salida es la única factible que nos presenta esta maldita crisis. O eso nos quieren hacer creer.

El año se despide, a pesar de todo, con esperanza. Después de fondear solo resta ir ascendiendo poco a poco. Sin perder derechos ni dignidad.

Cáceres también se despide del 2013 como lo comenzamos. Con numerosos proyectos en la cartera pero con escasa definición. Una ciudad que debe comenzar a dar los pasos en busca de su futuro. Con menos palabras, con más hechos. Este año no se recordará por la generación de empleo ni por la instalación de grandes empresas. Parecemos vivir instalados en ese remanso de paz que nos entumece.

La ciudad del pádel, El Corte Inglés, el parking de Primo de Rivera, la peatonalización de la calle San Pedro de Alcántara… Proyectos que seguramente inyecten a Cáceres esa esperanza para otear el horizonte con expectativas. Feliz 2014.

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