En este especial ‘placeros’ voy a resaltar las plazas más significativas que alberga Extremadura. Sitio muy concurrido para los guiris, y lo mejor de todo en Extremadura no les pegamos sablazos como es habitual en otros sitios. Cada ciudad tiene sus ‘placeros’ ilustres; esas personas que reposan tranquilamente en estos espacios a casi cualquier hora del día. Algunas plazas fueron grandes parkings al aire libre, en otras se celebraron (y se celebran) festejos taurinos y en la mayoría de ellas se siguen desarrollando numerosos mercados populares que impregnan de color (y también de ruido) estos espacios singulares de ciudades, pueblos y villas. Punto de encuentro social, la plaza de cada uno de estos destinos es una visita obligada.

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1. TRUJILLO

La villa de Trujillo, aunque sea un pueblo, hay que reconocer que tiene la mejor plaza mayor de la región y, probablemente, una de las más bellas y monumentales de toda España (y también de las más fotografiadas). En esta solemne plaza, lo mismo te puedes clavar un plato de jabalí al chocolate, que observar la bella iglesia de San Martín, el Palacio de la Conquista (de estilo plateresco) y la Casa de las Cadenas, que alberga su popular y hermosa la Torre del Alfiler, edificada en el S. XIV; uno de los edificios más singulares de Trujillo.

Una vez en situado en la plaza Mayor, si partes desde la estatua ecuestre de Francisco Pizarro (trujillano ilustre), que preside el espacio, te llevará unos 10 minutos subir al castillo más visitado de Extremadura por un sendero pedregoso, jalonado por casas antiguas e iglesias medievales.

Rallys de coches clásicos,mercados medievales, la Feria Nacional del Queso y el celebérrimo ‘Chiviri’ (un fiestón trujillano que se celebra el domingo de Resurrección) son algunos de los actos que acoge esta superlativa plaza.

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2. CÁCERES

La plaza Mayor de Cáceres ha sufrido muchos cambios en las últimas décadas. Con bandeja central, sin bandeja central… Hubo una época en la que esta plaza era el parking público más grande de la ciudad; lo que resultaba una verdadera vergüenza. Los tiempos han cambiado y ahora se puede pasear tranquilamente por esta curiosa plaza desnivelada sin necesidad de esquivar coches (como mucho tendrás que esquivar algún ‘skater’) o sentarse en una terraza a contemplar la torre Bujaco y la de los Púlpitos, que circundan el Arco de la Estrella, la puerta de acceso al glorioso conjunto monumental que esconde la ciudad. El Foro de los Balbos reposa en un rincón de esta plaza, junto a la casa consistorial, de la que no se puede destacar nada, porque es muy simple e inclusa fea.

Como digo, el pavimento ha quedado perfecto para patina. Como no hay fuentes, hubo una época en la que la fuente del Claudio se ubicaba al pie de las escalinatas del Arco de la Estrella, se han instalado un dispositivo de agua que llena el suelo de la plaza, pero que parece que solo se pone en marcha durante los gloriosos días que dura el WOMAD.

Por otro lado, en esta singular plaza todavía siguen colgando en sus fachadas grandes carteles de franquicias de comida chatarra, que no dicen mucho a favor del patrimonio, ni de la ciudad que ostentará en 2015 el título de Capital Gastronómica de España.

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3. PLASENCIA

La plaza Mayor de Plasencia, aunque de dimensiones más reducidas, tiene algunos atractivos singulares, más allá de su popular abuelo Mayorga, que es uno de los símbolos de la ciudad. El primitivo abuelo Mayorga fue destruido por los franceses durante la Guerra de la Independencia. El actual data del año 1972 y se encarama sobre la torre de la casa consistorial, de estilo renacentista, donde marca las horas a los placentinos.

La plaza Mayor de Plasencia sigue siendo un concurrido lugar de encuentro de la capital del Jerte. Sobre todo los martes (a destacar su Martes Mayor), cuando el mercado de frutas y verduras inunda de color el epicentro de la ciudad. El abuelo Mayorga se puede observar desde cualquier terraza de los bares, que comparten espacios en los soportales con las franquicias que han copado el terreno. Los pinchos son gratis, así que hay que aprovechar.

En la plaza Mayor de Plasencia también se puede observar uno de las casas más estrechas de Europa, en la esquina con la calle Los Quesos.

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4. BADAJOZ

La plaza Alta es uno de los emblemas de la capital pacense. No visitarla es no conocer Badajoz o no querer descubrir el Badajoz más monumental (que también existe), puesto que se encuentra junto a la Torre del Espantaperrosla Galera y la Alcazaba, nada menos. Todo apunta a que la plaza Alta de Badajoz se construyó sobre las antiguas casas de la ciudad islámica. Así que la morfología de esta pintoresca plaza (alineada de soportales con arcos y edificios decorados con pinturas de estilo mudéjar) pegó un giro hacia un estilo renacentista, con amplios espacios abiertos; nada que ver con el carácter medieval  de las plazas, mucho más cerrado y defensivo. En esta plaza ha habido un poco de todo: carreras de caballos, teatro y hasta ejecuciones públicas.

Cada mes de septiembre acoge la celebración de la Almossassa, con un ilustre mercado árabe por el que pasear entre olores a especias, músicas morunas, mercaderes y artesanos.

garrovillas

5. GARROVILLAS

Arcadas góticas y fachadas clasicistas configuran esta peculiar plaza que fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional. En Garrovillas te puedes hospedar en plena plaza Mayor, en un palacio; concretamente, el Palacio de los Condes de Alba y Aliste (antiguos señores de la villa), que la red de hospederías regional ha transformado en un genuino hotel de cuatro estrellas.

Esta plaza de origen medieval alberga la singularidad de tener un corral de comedias, propio de los que proliferaban en el Siglo de Oro español, que difiere por tener un tercer nivel para observar las representaciones. El Toro de agosto vuelve a convertir esta plaza en coso taurino.

llerena

6. LLERENA

Pasear por Llerena supone sorprenderse por la gran cantidad de monumentos, palacios, casas señoriales y conventos que conforman esta antigua ciudad amurallada. Un paseo que siempre debe desembocar en su plaza Mayor (otra de estilo mudéjar).  La plaza tiene cuatro caras, dos de las cuales están porticadas.

Tranquilamente, sentados en una terracita, podemos observar la fachada del ayuntamiento, del siglo XVII. Llama la atención la majestuosa torre del campanario de la iglesia de la Granada y la doble balconada  que la ilustra. Su vistosa galería de arcos se utilizaba para contemplar los múltiples eventos que acogía esta plaza (mercados y festejos taurinos, cómo no, básicamente).

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7. VILLANUEVA DE LA VERA

Del pasado histórico de Villanueva de la Vera hablan sus calles estrechas, sus casas y sus rincones. Calles con macetas y regueras típicas de este pueblo verato, que llama la atención del viajero por la extraordinaria conservación de  su arquitectura original. Para reponer fuerzas con tanto paseo, una buena elección es relajarse en la plaza Mayor dedicada al arquitecto Aniceto Marinas. Aniceto fue el diseñador, entre otras obras, de la casa consistorial, que ofrece una estampa de aldea encantadora, que te hará reconciliarte contigo mismo, aunque solo sea durante un rato…

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8. SAN MARTÍN DE TREVEJO

San Martín de Trevejo es una localidad declarada BIC (Bien de Interés Cultural) con la categoría de Conjunto Histórico. Su arquitectura popular serrana y el espectacular paisaje de castaños que ofrece durante esta época del año son varios de los alicientes para acudir a este pueblo, que alberga una plaza Mayor muy atractiva, porticada (con soportales de madera y granito) y con pilón incluido, donde se puede leer el año de su construcción: 1888. Los afamados vinos y aguardientes de la localidad te darán el empuje que necesitas para seguir descubriendo el U Mañegu (la lengua autóctona de esta aldea), sus calles flanqueadas de madera y piedra o tirar directamente al monte Jálama a desconectar de todo.

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9. ZAFRA

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Hay ciudades y pueblos que se conforman con una sola plaza. No es el caso de Zafra. De la plaza Mayor de Zafra ya hemos hablado en este blog en otras ocasiones, pero no incluirla en esta lista supondría casi pena de muerte… Así que, cerramos este listado con esta singular plaza, que son dos. De hecho, es la única localidad extremeña que tiene dos plazas en una. Para vivir Zafra hay que zambullirse en este espacio de clara influencia mudéjar.

La más antigua es la plaza Chica, que fue el centro de la villa medieval y se porticó para su uso mercantil. La plaza Grande, casi completamente porticada (72 soportales la visten), es muy frecuentada por sus múltiples terrazas. La vista está dominada por la torre de la Candelaria, pero el ángulo más atractivo de este rincón es el que se obtiene entrando desde la plaza Chica por el Arquillo del Pan bajo (o arquillo de la Esperancita). Musulmanes, judíos y cristianos han dejado su huella aquí. Bucear por su importante pasado (comercial) es una obligación para descubrir curiosidades como, por ejemplo, una especie de canalillo en el fuste de una de las columnas de la plaza Chica, que en su época se denominaba vara castellana; una medida de longitud que antiguamente utilizaban los mercaderes (de ahí, lo de la doble vara, porque en Castilla había una medida y en Aragón otra).

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