/ La Bruja Circe

Estos días que estamos todos celebrando el carnaval es bueno que recuperemos la mente clara y el concepto real del carnaval: es una fiesta antigua que se relaciona con las fiestas de la luz, de la fertilidad, con la alegría, con el anuncio de la primavera. Una antigua fiesta, pagana por cierto, que como todas las fiestas ha sido cristianizada, pero son fiestas esencialmente paganas que están íntimamente unidas a los ritos de la naturaleza y de la madre tierra.

Hemos sido objeto todos los europeos de una profunda desprogramación por parte de clérigos y autoridades para borrar nuestra herencia cultural de ritos y costumbres que veníamos arrastrado desde el neolítico, ritos de magia simpática, rituales antiguos, ricos, sabios. Y no es de ayer. Recordemos Altamira, con pinturas de más de 25.000 años de antigüedad, y comprenderemos que la utilización de ritos mas o menos complicados de hechicería empática, de magia simpática, surgieron en la Europa paleolítica mucho antes de que Egipto fuera tan siquiera un asomo de cultura.

En la magia simpática usamos el entono, los colores y los disfraces, así cuando usamos el oro llamamos la buena fortuna, si usamos el rojo o el granate nos conectamos y rendimos tributo a la tierra, a la sagrada madre; cuando nos llenamos de joyas y cristales estamos vibrando con la abundancia; cuando somos pájaros, buscamos la creatividad, los guerreros la fuerzas, los distintos animales de nuestros carnavales nos conectan con la fuerza, la astucia, la constancia, la voluntad de lucha o supervivencia y con las flores y decorados llamamos a la abundancia del mundo vegetal y sus frutos.

Así que disfrutemos con alegría y seamos conscientes de su importancia. Y recordemos que a través de estos ritos rescatados y aceptados a regañadientes por nuestra cultura actual, impuestos por la voluntad de las gentes, se celebra la vida, la unión con los ciclos y la naturaleza. Disfrutamos de la libertad, nos revelamos contra las limitaciones morales impuestas y nos unimos por un momento a la transgresión. Pensad que cuando quemamos al final la sardina, quemamos las carencias, que fue profundamente relegado y aplastado, pero nunca derrotado, ya sabemos un poco mas ¡¡Viva el carnaval¡¡

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