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Natural de Cáceres y licenciado en Medicina por la Universidad de Salamanca, el doctor Manuel Muro pasó por el Hospital Central de Asturias donde aprendió del doctor Fernández-Vega todo lo relativo a la cirugía refractiva y de retina. También realizó rotaciones en el prestigioso Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y después trabajó como médico oftalmólogo durante siete años en el Hospital comarcal de Don Benito-Villanueva, que ha combinado con su carrera profesional en la medicina privada. Actualmente, pasa consulta en el Hospital Virgen de Guadalupe de Cáceres.

Muro nos habla en esta ocasión de los riesgos del glaucoma y subraya que “un diagnóstico precoz es vital para prevenir la pérdida visual”.

El glaucoma se caracteriza por el aumento de la presión en el ojo y es una de las principales causas de ceguera a nivel mundial junto con la retinopatía diabética. Es asintomática y por eso es necesario hacerse revisiones periódicas para poder detectarlo a tiempo.

El problema del glaucoma es que no duele y va afectando a la visión periférica, por lo que pasa inadvertido para la persona.

Pero esa visión que se pierde, ya no es posible recuperarla. Así que un diagnóstico oportuno es vital para prevenir la pérdida visual. En definitiva, personas de más de 40 años deberían hacerse una revisión anual.

“El glaucoma es asintomático y por eso es necesario hacerse revisiones periódicas”

Es la segunda causa de ceguera en el mundo; una enfermedad degenerativa, silenciosa, que va minando el nervio óptico, provocando pérdida progresiva de las fibras nerviosas de la retina, y cambios en el aspecto del nervio óptico. Todo ello, sin que el paciente lo perciba, sobre todo en las primeras fases de la enfermedad.

El glaucoma no se cura, el daño producido solo se puede estabilizar o ralentizar. La ceguera se puede prevenir si es diagnosticado y tratada de forma precoz.

Glaucoma crónico

Existen varios tipos de glaucoma, de origen y evolución diferentes; aunque la forma más frecuente es el glaucoma crónico o primario de ángulo abierto.

La presión intraocular está determinada por la combinación de la capacidad de producción de humor acuoso (líquido responsable de rellenar el ojo a fin de darle un tono), y por su drenaje, a fin de permitir su constante renovación.

Habitualmente, pero no siempre, el aumento de presión va a generar de forma lenta y progresiva un daño del nervio óptico, con una pérdida de fibras nerviosas del mismo, que es irrecuperable.

El glaucoma crónico o primario de ángulo abierto, afecta habitualmente a ambos ojos, y se desarrolla lentamente, así que la pérdida de visión es gradual, no hay dolor ni ojo rojo, ni cambios bruscos de visión.

En el glaucoma agudo (de ángulo cerrado), hay una subida brusca de la presión ocular en el ojo, que provoca la aparición de dolor, e hiperemia. A menudo, existe visión borrosa y visión de halos.

Glaucoma secundario

A veces, otras enfermedades de los ojos provocan un aumento de presión ocular, este grupo se llama glaucomas secundarios.

Esta es una enfermedad que se manifiesta cuando se encuentra en un estado bastante avanzado de su evolución, con defectos del campo visual y pérdida de visión.

A partir del momento de la detección, se hace necesario el seguimiento de la presión ocular: controlando la papila óptica, vigilando la tensión, realizando campimetrías frecuentes, y aplicando técnicas como la OCT (tomografía de coherencia óptica), que nos aporte datos sobre el espesor de las fibras, y la morfología de la papila.

Espesor de la cornea

También, a la hora de diagnosticar, es necesario tener en cuenta el espesor de la córnea que no es igual en todos los pacientes y que determina las mediciones de presión ocular que se hagan.

Actualmente, no podemos parar la enfermedad. Pero sí ralentizar la evolución. El objetivo del tratamiento es disminuir la presión ocular, prevenir el daño del nervio óptico y la pérdida visual.

Alternativas: colirio, laser, cirugía

Existen distintas alternativas como los colirios, el laser o la cirugía.

Habitualmente, se utilizan colirios, ya que en la actualidad existen fármacos eficaces. El paciente debe ser consciente de la importancia de ser constante en el tratamiento, aunque aplicando el colirio no se perciben cambios.

Cuando el glaucoma no evoluciona favorablemente tras un tratamiento con fármacos, existe el peligro de deterioro severo de la capacidad visual. Es muy habitual que haya que recurrir a un segundo escalón; LASER (iridotomías LASER o trabeculoplastias e iridoplastias LASER), o cirugía.

Cuando se detecta alteración en la campimetría, ya se han perdido entre un 40-50% de fibras nerviosas. Por eso, es importante la detección del problema antes de que se produzca este daño.

Se calcula que más de un 50% de los pacientes que tienen glaucoma lo desconocen.

Solo con la toma sistemática de la presión intraocular en pacientes mayores de 40 años, o menores si tienen factores de riesgo o antecedentes familiares, podremos conseguir un diagnóstico precoz, y un mejor control de la enfermedad.

Todo el mundo debería revisar sus ojos cada año de manera rutinaria.

 

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