La magia el iceberg /
VÍCTOR M. JIMÉNEZ

La primera vez que vio una cabeza de cordero despellejada no durmió. En cada esquina veía aquellos dientes sin labios, pero lo que más le impactó fueros los ojos que, carentes de párpados, parecían suplicar clemencia. Cuando su padre se empeñó en que heredara la carnicería, no tuvo más remedio que acostumbrarse.

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