Mi ojito derecho /
CLORINDA POWERS
El 28 de noviembre dejé de fumar. Eran las 8 y 20 de la mañana y me dije: «Clorinda, no te queda tabaco ni monedas para la máquina. Va a ser que lo tienes que dejar». Ni por salud, ni por civismo, yo he dejado de fumar porque está pasadísimo de moda y porque mi madre se pasa de pesada.
Desconozco si una esposa puede ser más pesada que una madre. Desconozco si la esposa de Mariano Rajoy es doblemente pesada por ser madre de dos niños. Lo que sí sé es que, el pasado 12 de octubre, Mariano dejó de fumar puros. Lo que me lleva a la primera de mis argumentaciones sin humos: mientras el Presidente del Gobierno elige el Día de la Hispanidad para empezar una nueva vida, yo me decanto por un 28 de noviembre… San Honesto de Nimes. Mariano 0, Clorinda 1.
Desde que Mariano dejó de fumar, su despacho huele a bergamota con notas de pachuli y azahar. Desde que yo he dejado de fumar, mi ropa huele a Ariel, mis manos a Heno de Pravia y mi boca a Binaca. Pero desde que Mariano no fuma, este Gobierno ha dado luz verde a la ley Wert, y ya nos prepara para la de seguridad ciudadana. Por el contrario, yo he decidido cambiarme la raya de lado. Eso significa, si mi perspicacia no me falla, que el mono de Rajoy ha resultado ser mucho más vengativo que el mío (adjunto foto tamaño carné para que veáis lo bien que me queda la raya del pelo). Mariano 0, Clorinda 2.
Mariano fumaba puros. Yo, pitis. Mariano es Presidente del Gobierno. Yo no. Lo sé, no son suficientes diferencias para desestimarle como digno compañero de cañas. Pero es que seguro que si investigo, Mariano es más de vinos, de cuchillas en la valla de Melilla, de Cospe y de Soraya Sáenz de Santamaría, de privatizaciones, de lobbies, de bancos, de bonus, de Eurovegas, de sobres y tramas, de pantallas de plasma, de barbas y Bárcenas, de paro, de recortes, de yates, de colegio privado, de capilla en el armario, de rosario en la mano y cilicio en el costado. Y del PP. Rajoy 0, Clorinda 3.000.000.