Dudas de papel /
Goyo Tovar
Seguimos proclamando la inmensa inocencia de Gandhi por si a nosotros -gente de alma chiquita- se nos ocurriese dar los primeros pasos para acercar nuestro espíritu a la sencillez. Todo es sencillo de medir cuando nos ponemos en lugar y caso. A pesar de que en todas las culturas aparece como principio moral “no quieras para otro lo que no deseas para ti” esta regla; teniendo escasa aplicación frente a nuestros congéneres cercanos, con peor diligencia llega a la Naturaleza. Es decir, el valor de una acción decidida voluntariamente y que afecta de manera directa al entorno natural, no se somete al principio ético citado. Parece entonces creíble que la Naturaleza es cosa muy distinta a la Humanidad; no tienen la misma condición y categoría. Lo natural no es lo humano; ni siquiera lo humano es natural.
Quien haya tenido oportunidad de pasear con ojos curiosos y mente despierta, cualquiera de los litorales de nuestro país –da igual en Santa Cruz de Tenerife, en Gerona o en Huelva- habrá notado y medido cómo somos de irrespetuosos respecto a la Ley de Costas: edificamos al capricho más absoluto. Y en el interior, los abusos urbanísticos burlan la Ley de Aguas con mayor saña y violencia.
El hombre ibérico parece cuerdo al intentar aprovechar los agradables terrenos cercanos al arrullo de las olas o a la dulzura de los cauces de ríos y arroyos. Los aprovecha aun conociendo el riesgo, que no es más que el inicio de un expediente sancionador tan barato y asumible, que en nada repara la alteración medioambiental y que anima a nuevos desplantes legales. Natural.
Al aberrante fanatismo que se ejerce contra la pareja vamos sumando delirio medioambiental. La violencia de género no siempre deja huella y esta condición dificulta la vigilancia, la persecución y el castigo, lo que también dificulta que las generaciones tiernas crezcan con los valores de la tolerancia y el respeto a las personas. El desprecio al medio ambiente puede que sea más dañino.
La violencia sutil y diabólica que ejercitamos contra Naturaleza, provoca miles de muertes en niños, mujeres y ancianos que viven quizá lejos de nosotros. Sequía, enfermedades, hambruna, guerras,… son las causas inmediatas, ostensibles y certeras. Dudo si reivindicar otro número de teléfono que tampoco deje huella.