templo-0031

Versos del insomnio /
Víctor M. Jiménez

Cuando escasean los pobladores de las barras,
los camareros lucen estolas moradas
para absolver los pecados veniales de futuros adúlteros.
Sobre el brillo de los diamantes
que se deshacen en vasos de tubo
revolotean, sin parar, los labios desconsolados
en busca de una carne de segunda o tercera.
Por los baños encharcados de fluidos
rebota la parodia de un orgasmo
y se ahogan las lágrimas falsas de amores imposibles.
Después del acto de contrición,
se abren las puertas y todos salen,
ligeros y sedados.

El escenario pierde la magia,
la fregona recorre el suelo
y se lleva al desagüe el resto de la noche.

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