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Si te viera Schopenhauer /
SERGIO MARTÍNEZ

Mientras parecía que iba a ser una semana normal en nuestro país: Telecinco estrenaba un nuevo reality, un barco se hundía en canarias y vertía 1400 toneladas de fuel al mar, Monago aportaba un rap al marketing político, la deuda pública alcanzaba un nuevo techo histórico, los estudiantes celebraban la fiesta de la primavera, Izquierda Unida volvía a cambiar de nombre, Atlético y Real Madrid se jugaban la Champions League, en Badajoz se construía un carril bici digno de la mejor prueba de aventuras alrededor del Everest , en Cáceres se seguía terminando la peatonalización de San Pedro de Alcántara y un programa de la TVE pública humillaba a un chaval por cocinar una excentricidad después de pasar un casting de 15 mil personas, en eso estábamos, cuando llegó Rodrigo Rato y con su detención se carga toda esta plácida sucesión de hechos cotidianos.

Ver a Rato esposado puede verse como un rayo de esperanza

La imagen de la detención de Rodrigo Rato, exvicepresidente económico del Gobierno, ex presidente de Bankia y ex director gerente del FMI, es más que un simple caso de corrupción, significa el desplome del símbolo de aquello que optó por llamarse el milagro económico español. Resultó que tal milagro no era tal, Lehman Brothers y su caída nos descubrió la fragilidad del sistema español, y dibujó con su caída, una crisis económica que todavía nos cubre con sus consecuencias.

Ver a Rato esposado puede verse como un rayo de esperanza. Porque su persona escenifica la avaricia que ha guiado a muchos políticos en España durante los últimos años. La fortuna que Rodrigo Rato ha podido acumular tras salir de la política en 2004 es tan abundante que su mezquindad es aún mayor. Rato cobró 1,5 millones de dólares en tres años en el FMI; 8 millones en tres años como asesor del Banco Lazard y dos millones de media al año presidente de Caja Madrid y Bankia.

Tal prosperidad no le impidió promover y hacer uso de las tarjetas black, causa por la que está imputado, acogerse a la amnistía fiscal, o falsear las cuentas de Bankia para propiciar su salida a Bolsa estafando a 350 mil accionistas, otra causa por lo que está también inmerso en procesos judiciales. Rato, ese hombre que enfrentó a Aznar por la Guerra de Irak y que se postulaba como el mejor ministro de economía de la democracia española, ha resultado ser un timo.

Hubo un momento en el que Rodrigo pareció encaminado a ser el presidente de España, hoy sin embargo, el partido que le elevó a los altares, se aleja hasta de su sombra. Por lo que se ve, España, ya no es país para Rato.

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