La magia del iceberg /
VÍCTOR M. JIMÉNEZ

Nebula es un lugar muy lejano en una montaña alta. Los caminos que llevan allí son escarpados y están llenos de peligros. Es fácil perderse. Los viajeros no se suelen aventurar más allá de la primera encrucijada. En ese punto, una calavera sobre una estaca parece advertir del mal que se extiende. La vegetación es densa a lo largo del sendero y las hojas de los árboles se mezclan formando una cúpula tupida por la que apenas penetran tímidos rayos de sol. Pero en Nebula habita un fabuloso hacedor de versos que se llama Papyrus. Sus poemas tienen poder mágico para quienes creen en ello. Mucho se habla de él y sus milagros, pero nadie lo ha visto.

Un día, un viejo comerciante me ofreció una carpeta azul en cuyo interior decía que guardaba un buen puñado de poemas escritos por la mano del mismo Papyrus. El precio alto y la condición de tenerlos que ver al caer la noche me hicieron dudar de la honestidad del mercader, pero el ansia de poseer los manuscritos eclipsó las últimas hebras de prudencia.

Acepté el trato, pagué y me marché a casa con mi tesoro bajo el brazo. Al caer la noche abrí la carpeta y comprendí que Nebula era un lugar muy lejano en una montaña alta.

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