Reflexiones de un tenor /
ALONSO TORRES
Preisner es el apellido de un compositor contemporáneo (clásico) polaco llamado de una manera casi imposible, Zbigniew, colaborador de Kieslowki en la trilogía titulada, “Tres colores: Azul, Blanco, Rojo”, que a mí me pareció, la primera vez que la vi, inteligente, hermosa, poética, dura y, perdonen la cursilada, necesaria (es un homenaje que Kieslowki le hace a Francia, la república centralista, que fuera su hogar). Luego, la que he seguido viendo y escuchando periódica y regularmente de las tres ha sido “Azul”. La banda sonora es alucinante, La Binoche está fantástica, el tema de la pérdida de seres queridos (la gran literatura prepara para la tragedia, creo que escribió Faulkner… ¡¡¡Absolón, Absolón!!!) se aborda con emotividad e inteligencia y además, el filme trata sobre la humana superación, y a mí me gusta un montón (je, je, qué estúpida rima, “superación” y “montón”… ahora que no está Leopoldo María Panero entre nosotros, nadie, poéticamente, puede anatemizar).
Como dijo Blauer Vogel: “me emocionó, me conmovió, ¡y me excitó!”
Otra obra de Preisner lleva por título “Holocausto”, y no logro entender la maldad en tan gran proporción (<<Arbeit Mach Frei>>, “el trabajo te hará libre” escribían los nazis en carteles que daban la bienvenida a los campos de exterminio), y no solo mataron e intentaron exterminar a los judíos los nazis, también mis adorados rusos (¡¡¡dabai, dabai, ahora más que nunca -o como siempre-!!!) lo hicieron; Stalin creó en el Lejano Oriente Ruso, más allá del Baikal (el lago más profundo del mundo, el 25% del agua dulce del planeta se encuentra allí), una república para los judíos llamada “Òblast Autónomo Hebreo”, pero antes los mató y defenestró cuanto pudo.
Preisner es un místico que se vale de la literatura religiosa cristiana, católica, apostólica, griega y romana (a la “Carta de san Pablo a los Corintios” le pone música y crea el “Himno de la unificación europea”) para sus composiciones musicales. Habla en ellas, en su música, vocal y sinfónica, de las relaciones entre hombres y mujeres, trata sobre la muerte, el abandono, el dolor, el sufrimiento, el paso del tiempo, la enfermedad… la melancolía, la nostalgia y también, sí, sobre el gozo de estar vivo, porque “¿quién habló de triunfar cuando se trata de resistir?”, Rilke scribit.
Gracias a las nuevas tecnologías, el pasado fin de semana, mientras finiquitaba ciertos libros (si hubiera prestado más atención a Pessoa que a Neruda, en los tiempos en que los leí por primera vez, otro gallo literario me hubiera cantado) estuve escuchando bastantes composiciones de Preisner… como dijo Blauer Vogel, “me emocionó, me conmovió, ¡y me excitó!”.