La bruja Circe

A ti dea domina sancta adaegina que habitas las aguas de pozos y lagunas para pedir salud, proteccion y abundancia

En la rueda del año, entre las culturas que habitaba lo que hoy es Europa, se celebraba la llegada del tiempo del calor a comienzos de mayo.

Era el segundo de los festejos, el fuego es Beltane, que significa ‘fuego brillante’, se celebraban la proliferación de flores, frutos y animalitos.

Se decoraban los hogares con flores de mayo, de lo que heredamos el actual mes de las flores las cruces y los palos. Se hacían ofrendas, con representaciones de animales típicos a modo de exvotos.

Ya bajo la influencia de la cultura de Roma, Mayo hace referencia a Maya, esposa de Vulcano y diosa de la fertilidad, la castidad y la abundancia. Aunque también se le conocía como Bona Dea («La Buena Diosa») que en nuestras tierra lleva el nombre de Adaegina, Tareguina o Proserpina.

Se han encontrado ofrendas e inscripciones dedicadas a una diosa indígena de nombre Adaegina, probablemente del siglo II a. de C., En Extremadura y Portugal.

Adaegina era, según los expertos, una diosa telúrica, protectora de la mujer y la fertilidad pero también relacionada con el mundo de ultratumba, una especie de «patrona» muy antigua de esta tierra en aquellos lejanos siglos que después el mundo imperial romano igualaría a su diosa Proserpina.

Dicen que habita los pozos, manantiales y las lagunas y que pueden manifestarse a través de las aguas.

Una deidad de las aguas mineromedicinales, dispensadoras de la salud y de la fecundidad humana.

El culto a Adaegina quizás se realizaba en altares o aras ubicados en las cercanías de estas aguas que eran consideradas como poseedoras de especiales virtudes, aunque su santuario principal se situara en la lejana ciudad bética de Turóbriga.

En Extremadura, región con grandes influencias célticas, existen varios lugares donde es clara esta vinculación de la divinidad de Turóbriga con el agua y fuentes a las que se han atribuido desde entonces ciertas propiedades sanadoras o de la fertilidad con inscripciones y dedicatorias a esta diosa céltica, es en los muros, suelos y alrededores inmediatos de la ermita visigoda del Trampal, en el mismo lugar donde existió un antiguo santuario dedicado a la Dea Sancta Adaegina.

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