Vista-Residencia-Oficial-Presidente-Merida_EDIIMA20141127_0156_13

Hay celebraciones fastuosas, con fuegos artificiales, en las que se sacrifican cabritos para mayor gloria de los asistentes y otras que pasan de puntillas sin hacer ruido con la satisfacción del deber cumplido. Salimos a la calle este lunes con el primer número después de los cuatrocientos. Avuelapluma deja atrás otra etapa centenaria. Un paso más hacia los quinientos. Un proyecto que nació hace nueve años, exactamente un 13 de marzo de 2006, con la ímpetu de la inexperiencia pero con la solvencia de la pasión. En todo este tiempo mucho ha cambiado en nuestro entorno. Avuelapluma se ha adaptado a los nuevos tiempos. Muchos compañeros, muchos medios que nacieron a nuestro lado han desaparecido en este tortuoso camino marcado por la crisis económica y por la publicitaria. Y los otros, los que han sabido aguantar el embiste de las olas, se han aferrado a las subvenciones públicas o las inyecciones de capital de grandes grupos. Los unos y los otros han cambiado independencia por servilismo y lanzan mensajes supeditados a la opinión de sus jefes, que a veces no están dentro de la redacción.

Hicimos los 400 la misma semana en la Monago anunció en el parlamento que pone a la venta la residencia presidencial de Mérida por dos millones de euros. El anuncio del presidente puso sobre la mesa otro debate, y bien es cierto que últimamente sus intervenciones van siempre acompañadas de polémica. Hay que reconocerle algo: Monago y su equipo son capaces de marcar la agenda pública y acaparar los titulares. Monago, que no reside en el palacio de Mérida, defiende que la medida se debe al gasto desproporcionado que supone mantener abierto el inmueble, unos 100.000 euros, y prácticamente dos millones de euros anuales si la ocupa. Monago propone deshacer patrimonio de todos los extremeños y revertir ese dinero obtenido de la venta en los emeritenses. El alcalde romano, Pedro Acedo, ha tardado poco en pedirle que dé marcha atrás en su decisión. La oposición también le acusa de desviar la atención con un debate ficticio para enterrar definitivamente el capítulo de los viajes a Canarias. Y de fondo nos preguntamos si el gobierno tiene la potestad para vender lo que nos pertenece a todos como comunidad. Posiblemente tenga la capacidad legal para llevar a cabo la venta, ¿pero posee la legitimidad para hacerlo?

Algunos no distinguen demasiado bien entre lo público y lo propio, y la ocupación de sillones institucionales durante largas temporadas provoca una progresiva neblina que trunca la capacidad de discernimiento tan humana. La limitación de mandatos que planteaba Monago sí es una medida efectiva que debería aplicarse a sin más demora, pues evita que la tentación del cargo acabe primando sobre la vocación de servicio público de nuestras señorías. Si impedimos que puedan perpetuarse en el tiempo, quizás sus actuaciones vayan encaminadas a dejar huella en la ciudadanía y no precisamente por haber metido las manos en el bolsillo de todos.

Artículo anteriorLas uvas verdes
Artículo siguienteUna ruta mostrará los encantos turísticos de Trevejo

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí