Minimalismos
Vicente Rodríguez Lázaro

Sentada sobre las escaleras de acceso al Arco de la Estrella, la muchacha se mostraba pensativa. Era la primera vez que se decidía a traspasar la frontera temporal que suponían las murallas y, ante sus ojos, un paisaje extraño, personajes desconocidos, edificaciones incomprensibles donde antes solo había una extensa llanura y un arroyo caudaloso. Era el instante. Ahora o nunca. Dejar atrás el pasado, la historia de siglos turbulentos. Trascender como espectro aún atrapado en la tradición. Conocer la evolución de las generaciones posteriores a su existencia constreñida a una época oscura y diferente.

Se levantó. A nadie le llamó la atención su vestimenta medieval, acostumbrados los habitantes de la ciudad a las escenificaciones de época. Atravesó la plaza y se adentró en Pintores a la búsqueda de la liberación de un conjuro que la mantenía atrapada a las mansiones seculares y que con su decisión acababa de romper.

Artículo anteriorDe héroes y tumbas perdidas
Artículo siguienteRodrigo Leao

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí