La edición número 66 del Festival Internacional de Teatro Clásico presenta este miércoles su penúltimo estreno: un Cayo César inédito que pone el foco en los efectos altamente perniciosos del abuso de poder. Agustín Muñoz Sanz, quien ya encaró un texto teatral para el escenario de Mérida sobre Marco Aurelio, estrenado en el festival en 2016, se adentra ahora en el gobierno del tercer emperador de Roma, más conocido como Calígula, para mostrar algunas de las vilezas -unas reales, otras ficticias, aunque verosímiles-, que ejecutó durante sus cinco años de mandato y que son fácilmente extrapolables al ejercicio de poder de algunos mandatarios del siglo XXI.
Cayo César es un drama de un solo acto que expone la lucha por el poder entre el heredero de Tiberio y el Senado de Roma. “El tercer emperador romano fue el protagonista de un cuatrienio que forma parte de la historia de la infamia”, recuerda Muñoz Sanz. En este sentido, el dramaturgo extremeño explica que su pretensión es trasladar al espectador de Mérida “los efectos deletéreos del abuso de poder. En especial, -afirma- el peligro que supone que tan alto privilegio sea ejercido por personas (o personajes históricos) de conducta muy reprobable, repugnante, cuando no maligna y venenosa”.
Cayo César, alias Calígula, es uno de los ejemplos más paradigmáticos de este tipo de gobernantes. Existe gran controversia en la historiografía sobre la compleja personalidad de Calígula. Agustín Muñoz Sanz escenifica su tesis: “El hijo del gran Germánico no estaba loco, sino afecto de adicción enfermiza al poder”. Para el autor, el más cuerdo de los locos fue un psicópata al que le tocó, bajo los efectos de la borrachera continua del poder, regir el destino del imperio más poderoso de su época, “de lo que hoy en día tenemos claros ejemplos”.
Director extremeño
Al mando de la puesta en escena se encuentra el extremeño Jesús Manchón, que se estrena como director en el festival emeritense. Manchón destaca del montaje “la espectacularidad” de fundir distintas disciplinas escénicas en virtud del hilo narrativo: teatro, danza y música en directo confluyen para narrar la historia de este personaje peculiar al que dará vida el actor Juan Carlos Tirado quien, a juicio del director, le ha dotado de “una originalidad solo al alcance de unos pocos privilegiados, defendiendo de manera brillante tanto su locura como su aspecto más humano”.
Acompaña a Tirado, un amplio elenco de actores: Rocío Montero (Drusila), Miguel Ángel Latorre (Macro), Gema Ortiz (Incitato), Fernando Ramos (Casio Querea), Manuel Menárguez (Ptolomeo), Javier Herrera (Filón), Juan Carlos Castillejo (Varo), Paca Velardiez (Milonia Cesonia), Sergio Barquilla (Fabio Nasón), Beatriz Solís (Calpurnia Piso) y Abraham Samino (Pianista).
Con un envoltorio sobrio y elegante, compuesto por un trono, módulos, escalones practicables, arbolitos y un piano, ideado por Miguel Ángel Castro Mikelo, iluminado por Francisco Cordero y con un vestuario de líneas clásicas diseñado por Eva León, Jesús Manchón ha construido un espectáculo dinámico con un universo estético propio”. “Es un espectáculo muy especial y queremos que sea una celebración de la vida y un alegato en defensa de la cultura como necesidad primaria en cualquier contexto”, afirma el director, que agradece “la generosidad, la fidelidad y la profesionalidad de un elenco brutal. Se han dejado la piel en unas condiciones de trabajo terribles para que el público pueda vibrar en sus asientos”.
Cayo César, que estará en cartel hasta el domingo 16 de agosto, es una coproducción del Festival de Mérida y la productora extremeña Atakama Creatividad Cultural.