Me llamo María Jesús, soy cacereña y el pasado verano participé en una iniciativa de voluntariado internacional promovida por el Fondo Extremeño Local de Cooperación al Desarrollo – FELCODE, una institución que impulsa la Cooperación Internacional al Desarrollo desde el ámbito local y descentralizado interviniendo con distintas actuaciones en países del Sur.
Mi voluntariado con FELCODE fue una asistencia técnica en turismo enmarcada dentro del Programa “Voluntari@s Expert@s” y el país donde colaboré fue Ecuador.
Ecuador es, con mucho, el país más pequeño de América del Sur. En la actualidad basa su economía en una creciente actividad turística y, principalmente, en las exportaciones de petróleo, banano y cacao.
Este pequeño rincón de América Latina posee la más alta concentración de ríos por km2 del mundo, una gran biodiversidad y una amplia gama de culturas. Los atractivos naturales y culturales son numerosos y diversos en las cuatro zonas en las que se divide el territorio ecuatoriano: la costa pacífica, el área andina, la amazonía y las Islas Galápagos.
Mi actividad de voluntariado la realicé durante un mes en El Cantón El Chaco, pero los meses previos a desarrollar mis funciones sobre el terreno, llevé a cabo una intensa tarea de documentación en Extremadura. Para ello hice uso de publicaciones de la Organización Mundial de Turismo, el Ministerio de Turismo de Ecuador, el Consorcio de Municipios Amazónicos y Galápagos (COMAGA), la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas; así como de materiales de Agencias de Cooperación Internacional para el Desarrollo, datos de operadoras y establecimientos turísticos, estudios sobre turismo realizados por varios institutos, escuelas y universidades, planes de desarrollo y ordenamiento territorial de la zona, prensa… con el objetivo de conocer previamente lo máximo del área en el que iba a trabajar y poder así, desempeñar mi tarea lo mejor posible.
El Cantón El Chaco es considerado “puerta de la Amazonía ecuatoriana”, está situado en el oriente, concretamente en la provincia de Napo, a 120 km de la capital y a la misma distancia de la frontera con Colombia. Se ubica dentro de Áreas Naturales Protegidas: Reserva Ecológica Antisana, Bosque Protector La Cascada y los Parques Nacionales Cayambe-Coca y Sumaco Napo-Galeras. En este entorno privilegiado se observa una fauna espectacular. Existe una gran variedad de aves y mariposas, osos de anteojos, pumas, equis… El área cuenta también con bellísimas especies vegetales como el guarango de tierra, el chotaduro y el yagual, entre otras.
En la actualidad, el territorio está ocupado por montubios, indígenas, población negra afro-ecuatoriana, mulatos, población blanca y mayoritariamente, por mestizos. Es esta situación unida a las intensas actividades de agricultura, ganadería y pesca desarrolladas en El Cantón las que determinan una amplia gastronomía en el lugar.
Desde hace años, la Administración Pública intenta promover el turismo en este bello territorio, considerando que esta actividad es interesante para impulsar su desarrollo económico, social y cultural; y siendo conscientes del gran potencial turístico del Cantón y lo atractivo que resulta para el mercado, sobre todo para el internacional.
Actualmente las tipologías turísticas que más aumentan su demanda a nivel global son el Turismo de Naturaleza, el Cultural, el Turismo de Aventura y el Aviturismo, y en El Cantón es posible la práctica de todos ellos. También se puede realizar Turismo Científico para la interpretación, estudio e investigación de especies y entornos naturales únicos en el mundo, Agroturismo, Turismo Termal y Turismo Comunitario de Base Cultural en Oyacachi para conocer el modo de vida de la comunidad indígena Kichwa que allí habita así como su patrimonio cultural, social y arqueológico.
Las actividades turísticas más comunes en El Chaco son pesca deportiva, el trekking, paseos en bicicleta, tubbing, rappel, y sobre todo, rafting y kayaking al encontrarse en el área el río Quijos, que cuenta con los mejores rápidos de Ecuador.
En la zona se pueden admirar preciosas montañas y lagunas, visitar el Volcán Reventador, la misteriosa Cueva de Los Tayos, diversas cascadas como la Cascada de San Rafael, que es la más grande de Ecuador, conocer la original artesanía elaborada por los indígenas kichwa, el patrimonio histórico de la zona, los Petroglifos de Linares y Sardinas… Lamentablemente, y a pesar de todos estos recursos y atractivos, el turismo en el área es aún muy escaso y genera un impacto económico y social todavía mejorable.
Existen ciertas cuestiones que dificultan promover el turismo en El Chaco: insuficiente cobertura de servicios básicos, la infraestructura turística en alimentación y alojamiento es básica y presenta bajos niveles de calidad, no existe prácticamente información turística del Cantón que permita al consumidor de turismo saber qué se puede visitar y las actividades turísticas que se pueden practicar en el lugar, inexistente conciencia ambiental, desconocimiento de los beneficios que conlleva desarrollar estrategias turísticas basadas en el respeto a la naturaleza y en el desarrollo sostenible, carencia de formatos específicos de registro de información turística que arrojen datos sobre el turista que visita la zona y, finalmente, un presupuesto muy bajo destinado a la dinamización del turismo.
En este contexto de tremendo potencial por un lado y, numerosas dificultades por el otro, mi intervención consistió en trabajar conjuntamente con el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de El Chaco (GADM) para mejorar la actividad turística del territorio. Mi día a día se centraba en contribuir al proceso de planificación del turismo mediante el análisis de los entornos interno y externo de El Chaco, de la problemática que registra el Cantón en el ámbito turístico y de los objetivos que se pretendían alcanzar en este sector. Durante mi estancia también impartí capacitación a empresas turísticas sobre la información on-line que podrían incluir sus negocios, corregí material promocional y colaboré en la redacción del “Plan Estratégico de Desarrollo del Turismo” actualizando los datos de las empresas de recreación, transporte, alojamiento y manutención, modificando el registro de atractivos turísticos y corrigiendo las definiciones de los tipos de turismo que se realizan en El Chaco.
Ya de vuelta, en Cáceres, elaboré un informe en el que se recogía, entre otras cuestiones, sugerencias y propuestas para intentar responder a la problemática de este Cantón.
Debo decir que esta experiencia de voluntariado ha sido muy importante para mí tanto a nivel personal como profesional. Percibo lo vivido como un excelente intercambio de experiencias y una transferencia de conocimientos positiva para las personas que hemos trabajado juntas intentando mejorar el turismo en El Chaco. Mientras estaba allí y sobre todo, a mi regreso a Extremadura, he tenido la oportunidad de reflexionar sobre los beneficios del intercambio de experiencias y conocimientos de trabajadores/as de distintos países y de lo enriquecedor que ha sido para mí el compartir nuestro saber hacer. Me enseñaron mucho l@s técnic@s del GADM y, sin dudad, sus aportaciones me ayudarán a mejorar en mi trabajo en Extremadura, aunque sea un ámbito con características distintas.
Trabajar como voluntaria en El Chaco ha sido una vivencia increíble y de gran utilidad. Gracias a esta experiencia he conocido un entorno con un desarrollo diferente. Para mí ha sido una ventana para conocer una realidad distinta a la que me rodea, me ha servido para ser más consciente del mundo en el que vivo y creo la experiencia es mucho más que un intercambio profesional. Es también un intercambio cultural que me permitió entender otro estilo de vida, costumbres distintas y otro concepto de amistad y de relaciones familiares.
A fecha de hoy puedo afirmar que haber sido voluntaria en El Chaco ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida.
María Jesús Rubio Pérez