Javier Remedios. Se vende, una exposición inmobiliaria.

Entrar en la sala de arte El Brocense es entrar en una casa. Un hogar con todas las comodidades y repleto de detalles divertidos. Un juego fascinante lleno de color y sentido del humor.

Así es la exposición del artista cacereño Javier Remedios, que ha realizado una muestra de más de 200 piezas, “aunque parece que no hay tantas “porque están muy bien colocadas”. Para ello, ha tenido que prepararse a conciencia “estudiar un poco de arquitectura, un poco de matemáticas, un poco de historia del arte… El resultado es el compendio de todo”, detalla el artista, que además, recalca que usa “el arte como juego”.

Hay guiños a todas las épocas del arte, en especial a las vanguardias

Así, esta visita se convierte en toda una experiencia a través de objetos sacados de contexto que cambian de significado. Encontramos también referencias a “la pintura esquemática, a los ídolos del Calcolítico, a la Edad Media, al Renacimiento, al Barroco y sobre todo, a muchas de las Vanguardias”, explica a este semanario Moises Bazán, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura y comisario de la exposición.

“Las citas a todos los ismos están presentes en muchas de las piezas”. Asimismo, “Javier Remedios ha trabajado realizando cuadros a modo de ‘Suprematism Houses’ (Casas Suprematistas) en las combinaciones de color”, señala el profesor, que además, ha tildado de “máquina recreativa” a Remedios, ya que aporta un sentido del humor muy personal a la muestra.

Es una casa de dos plantas con más de 200 piezas expuestas

Tomando como base a Baudrillard y su reflexión “sobre que el objeto sustituye al objeto en el arte contemporáneo”, tal y como apunta Bazán, así como el constante simulacro de la sociedad posmoderna, encontramos en ‘Se vende, una exposición inmobiliaria’, un sin fin de obras que disparan la imaginación del espectador, haciendo al mismo partícipe de la muestra: un universo sugerente repleto de significados, segundas intenciones, bromas, ambivalencias…

En palabras de Javier Remedios “hay una pieza que parecen Los Girasoles de Van Gogh, pero te acercas y la cosa cambia… Es un juego entre lo que es, lo que aparenta ser y cómo está hecho”.

Lo que sí merece la pena es realizar una visita completa a la casa, como cuando vas a de visita, a alquilar un piso o a ver el taller de un artista. Aquí, el arte y la vida cotidiana se entremezclan en otro juego de significados más. “Entras al porche de la casa y te encuentras La Pipa, que habrá a quien les recuerde a Magritte a la vez que sirve de reclamo, sobre todo para los niños, que van a disfrutar mucho porque es una exposición muy divertida”, afirma el creativo. Después se pasa a la biblioteca, “que representa la muerte de los libros”, cuenta Remedios, y ya, en la planta de arriba, se encuentra el despacho, un loft, el baño y la habitación.

Para terminar, lo que toca es divertirse en la Sala de Arte El Brocense hasta el 29 de febrero.

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