Esculturas tartésicas halladas en en yacimiento arqueológico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz. SAMUEL SÁNCHEZ / EL PAÍS

Los trabajos realizados en el marco de la V campaña de excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, localizado en el municipio pacense de Guareña, han sacado a la luz los restos de cinco relieves figurados del siglo V a.C., los primeros pertenecientes a la cultura tartésica (siglos VIII-IV a.C.).

El descubrimiento se ha realizado durante la excavación del sector Este del yacimiento, el área por el que se accede al patio del edificio donde se documentó un masivo sacrificio de animales, principalmente caballos, y lo «insólito» del nuevo hallazgo es que las representaciones corresponden a rostros humanos.

El equipo del Instituto de Arqueología, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, dirigido por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, ha confirmado en rueda de prensa que, del conjunto recuperado hasta la fecha, dos de los relieves figurados se encuentran casi completos y corresponden a sendas figuras femeninas adornadas con destacados pendientes o arracadas que representan piezas típicas de la orfebrería tartésica.

Hasta el momento, estas piezas de oro solo se conocían a través de los hallazgos realizados en enclaves como el yacimiento de Cancho Roano o dentro del conjunto que conforma el tesoro de Aliseda, un ajuar funerario tartésico hallado en Cáceres.

Dada la calidad técnica y el detalle artístico con el que fueron elaboradas, se podría estar ante la representación de dos divinidades femeninas del panteón tartésico, aunque, sin embargo, los investigadores no descartan que se trate de personajes destacados de la sociedad tartésica, ha informado el CSIC en nota de prensa.

Junto a las dos figuras femeninas, se han recuperado otros fragmentos de relieves. Estos pertenecen, al menos, a otros tres individuos, uno de ellos identificado como un guerrero al conservarse parte del casco.

«Profundo cambio» de paradigma

Este «extraordinario hallazgo» supone un «profundo cambio» de paradigma en la interpretación de Tarteso, considerado tradicionalmente como una cultura anicónica por representar la divinidad a través de motivos animales o vegetales, o a través de betilos (piedras sagradas). Así, el hallazgo no hace sino incidir aún más tanto en la importancia del yacimiento como en la transcendencia de la cultura tartésica en el valle del Guadiana durante sus últimos momentos.

Además del equipo de investigación, a la rueda de prensa han asistido este martes el director del IAM-CSIC, Pedro Mateos; la representante del CSIC en Andalucía y Extremadura, Margarita Paneque, y el alcalde de Guareña, Abel González.

Construyendo Tarteso

Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación. Su objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas.

El equipo de Construyendo Tarteso, que comenzó su primera campaña de excavación en 2015, en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, ubicado en las Vegas Altas del Guadiana, actualmente se encuentra inmerso en la V campaña de excavación. Esta campaña ha recibido el apoyo de la Secretaria General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de la Junta de Extremadura, a través de la concesión de un Fondo FEDER, la Diputación de Badajoz y la Fundación Palarq.

En esta campaña, los trabajos se centran en el sector Este del yacimiento ya que, tras el trabajo realizado en 2022, el objetivo actual es intentar localizar el punto de acceso: la fachada del edificio. Al ser construcciones que siguen un patrón oriental, habitualmente se orientan hacia el este, es decir, hacia la salida del sol. Además, se intenta descubrir si existe una simetría con el patio o si podría existir una puerta que comunicase directamente con dicho espacio.

Este yacimiento es singular por muchos aspectos, fundamentalmente, por su «excelente estado de conservación». Hasta la fecha, es el edificio construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental. Ello se debe, entre otras razones, por conservar sus dos plantas constructivas, es decir, por la posibilidad de caminar tanto por el piso superior como por el inferior.

Su estado de conservación permite documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que hasta la fecha no se habían documentado en un yacimiento tartésico. Un ejemplo es la posible existencia de una bóveda que cubría una de sus estancias principales o el uso del mortero de cal, en este caso, para fabricar los sillares de los peldaños inferiores de la escalera.

Además de los elementos arquitectónicos, como la conservación de alzados de adobe de hasta cinco metros de altura, es significativo el sacrificio masivo de animales, el más grande que se ha documentado hasta la fecha en el Mediterráneo occidental.

Por otra parte, los materiales que atesora y el estado de conservación de los mismos son «excepcionales», ya que la presencia de una escultura de mármol procedente del monte Pentélico, del que solo se tienen los pies, o el conjunto de vidrios de origen macedónico, junto a la colección de marfiles etruscos, evidencian la riqueza cultural y material de este singular enclave.

FuenteAvuelapluma/Europa Press
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