Historias de Plutón
José A. Secas

Otra luna llena más en nuestro corazón y a nuestras espaldas. El tiempo pasa volando y desde que miro a la luna con atención y dedicación, me sorprende cada vez más la sensación de fugacidad de la vida. Quizás sea porque, a medida que pasan los años, se acumulan más y más momentos vitales y en el horizonte se distingue con cada vez más clara nitidez el ocaso de la existencia; antesala de la muerte. Independientemente de que la nostalgia por la juventud perdida me esté condicionando este escrito y me conduzca por terrenos un poquito melodramáticos y existencialistas de tres al cuarto, el caso es que la pasada luna llena del 9 de octubre me ha vuelto a acercar a la vida misma, y eso me gusta.

La organización del pasado evento Plena Moon, ha sido una experiencia gloriosa, rutilante y enriquecedora y por ello, memorable. No sé si será fruto de la edad -el 12 cambié de prefijo-, pero cada vez que los planes (necesarios en cualquier producción) salen como estaban previstos (salvo escasas y pequeñas excepciones), me presto, con renovadas ganas, a agradecer a la vida la suerte de poder compartir este sueño con tantos y tantos viejos y nuevos #plenamoooners. Por las circunstancias particulares, los protagonistas, las fechas, los destinos y espacios, cada festival Plena Moon aporta sus enseñanzas y, en esta última ocasión, además de haber cerrado una temporada exitosa y vuelto a la ciudad donde nació este movimiento, de nuevo el bagaje ha sido enriquecedor y aleccionador y, por supuesto, merecedor de gratitud.

Como responsable de todo este entramado de filosofía, entrega, arte, dedicación, convocatoria, exhibición, concienciación, ejemplo y muchos matices más, la presión que siento al tirar cada veintiocho días de este carro, tan solo se entiende porque también recibes mucho de quienes se prestan a secundar la propuesta. Creo que me compensa y por eso sigo tratando de liderar este  ambicioso e ilusionante proyecto que tanto me aporta. En esta ocasión he aprendido a no reconocerme como imprescindible y delegar con confianza y, por otro lado, he aprendido que es tan variada numerosa y coincidente la presencia de participantes que no todas las personas vinculadas son tratadas como se merecen, aunque la filosofía del evento sea compartida, horizontal e igualitaria. Definitivamente no tengo el don de la ubicuidad y en algunos casos tampoco el de la oportunidad. Pido disculpas a quienes deberían haberse sentido más atendidos por este anfitrión que estaba a mil cosas y por algunas pasó de puntillas.

El día empiezo yéndome a trabajar porque yo también trabajo muchos domingos. Qué le vamos a hacer. La entrega del Premio Plena Moon 2022 a Mª José Montiel la hizo Gabriel Ferrá, miembro de RHEA, amigo y #plenamooner de corazón. Ante la lamentada ausencia por causa mayior de Jose Polo como patrocinador -desde el Hotel Atrio- y gran amante de la ópera, fue Carmina Márquez, la directora de este emblemático Hotel quien, junto con Gabriel, hiciera los honores de la entrega de este premio reciente que se honra con la fabulosa, pero aún corta, nómina de galardonados. Además de la preciosa estatuilla realizada un año más por Miguel Sansón, se sumaron al homenaje a la premiada, José Félix Nevado de “Nevacam», con una preciosa pulsera con la silueta de de los edificios más emblemáticos del skyline de Cáceres y en la distancia, Cecilia Calderón de “La Merina Wool” con un original bolso. También estuvo representándome en cierto modo mi querida Chus Bueno. Todo muy familiar, emotivo y cercano. Camilo Souto, el marido de Mª José también fue testigo de este cálido ambiente. Todo este acto fue documentado por una nueva #plenamooner que se suma a la lista de fotógrafos y reporteros que participan y colaboran con Plena Moon, Andrea Gabriela Fallas. Los actos de la mañana incluyeron la comida magnífica comida, brindada por Toño Pérez de Atrio a su invitada, la ganadora del Premio Plena Moon, Mª José Montiel.

Andrea también documentó el acto de la entretenida y enriquecedora charla-coloquio que ofreció Mª José Montiel con motivo de su premio. El lugar era perfecto: el salón de actos del flamante CEI “Presidenta Charo Cordero”. La casa-palacio de los Pereros es un edificio magníficamente rehabilitado por la Diputación de Cáceres que ofrece (y ofrecerá aún más) servicios necesarios en el barrio monumental de la ciudad de Cáceres. Gracias a Rocío Cañamero y a sus amables compañeras todos fue genialmente. Compartiendo la mesa con Mª José Montiel, para preguntarle y animar la charla, estuvieron Eva Juárez, profesora de canto del Conservatorio Superior de Música “Hermanos Berzosa” y Fran Rodilla, director del coro de la Universidad de Extremadura. Entre el público, profesores, melómanos, aficionados, familiares y amigos.

El Ayuntamiento mantuvo apagadas las luces espectaculares y artísticas de los monumentos y el evento Plena Moon comenzó puntualmente a las 20:00 h. Quizás sea porque el equipo de producción que capitanea Pablo León Castro estaba motivado y organizado. Reyes Ortega, José C. Valle, Javier Corrales y Enrique Puerto hicieron un trabajo magnífico y eficiente. Como siempre, el gran Ramón Torres estuvo allí al pie del cañón como amigo y #plenamooner desde sus comienzos. Otra persona fiel, indispensable y generosa es y será Lete Trujillo. El sonido controlado, armonioso, suave y excelente que se escucha en los tres escenarios de Plena Moon es obra suya. Aporta tiempo, equipos y calidad profesional y humana. Plena Moon es afortunada por tener a estas maravillosas persona. Además, Plena Moon tiene la suerte de contar con el Grupo Bravo que desde el primer día, a través de la persona de su gerente y amigo, Pablo Bravo,  confió en Plena Moon y aporta las ya clásicas galletas de luna con leche merengada servidas con estilo y desparpajo por Marta Cornejo y los niños Jorge y Sara. También, cerca de la organización contamos con la divertida Lucy Chung en el photocall y atendiendo los toques de moda, cambios y mejoras del look y atrezzos varios, con Laura Bejarano y Gabri Avelino.

Metidos ya en el meollo de los escenarios, Plena Moon no puede estar más orgullosa de la variedad y calidad de los aristas que ocuparon los espacios de las plazas altas de la ciudad. Empezamos por el escenario Museo. Se llama así porque se ubica en la puerta del Museo de Cáceres, gran colaborador de Plena Moon desde sus inicios. Juan Valadés siempre ha sido generoso con Plena Moon y todo el personal amable y facilitador. En este escenario, decía, contamos con voces extraordinaria de la poesía más cercana y a la vez más proyectada hacia más allá de nuestras fronteras. El gran amigo y #plenamooner de pro, Vicente Rodriguez Lázaro, de Letras Cascabeleras, asociación  impulsora del movimiento Plena Moon desde sus orígenes, moderó y animó una mesa de reconocidos poetas: La premiada y seguida Ada Salas, poeta reconocida en el ámbito internacional, Javier Pérez Walias, poeta placentino y también vinculado con la literatura y la docencia, de prestigio y proyección contrastados, y otro gran amigo y #plenamooner que ya acompañó a la guitarra a su hija Miriam en el primer evento de 2019 y que ha vuelto a Plena Moon como lo que es: un gran poeta. Se trata de Jesús María Gómez y Flores, querido y respetado en el mundo de la poesía, la edición, la filatelia o la judicatura.

El escenario de San Pablo sonó gracias a una nueva institución colaboradora y generosa. Las Hermanas Clarisas de San Pablo nos permitieron enchufar el pequeño equipo de sonido. La Madre Ester fue cariñosa y comprensiva con Plena Moon e hizo una excepción con nosotros. Gracias de nuevo. En ese escenario debutaron como bailarinas y coreógrafas las alumnas aventajadas del Conservatorio Superior de Danza, Minerva Barca y Andrea Martín. Es un honor para Plena Moon contribuir al despegue de los alumnos de centros de estudios artísticos que confíen y apoyen su filosofía. Montse Franco y Amparo Jiménez así lo entienden. Lo mismo ocurre con el Conservatorio Superior de Música “Hermanos Berzosa”. De esta institución hemos recibido apoyo y participación destacadas. Además de la profesora de canto, Eva Juarez, presente en la charla-coloquio previa, también contamos con su jefe de estudios, José Luis Porras y por el sensible y siempre amable pianista, Guillermo Alonso Iriarte quienes acompañaron y permitieron la intervención destacada, en riguroso directo, de los alumnos de canto Clara Vílchez y Víctor Durán. Cantaron fenomenalmente y contaron con la presencia y consejos de la propia Mª José Montiel.

En ese escenario también disfrutamos de un rito de bendición lunar a cargo de nuestra amiga y también veterana #plenamooner, Circe, la bruja. Este ser de luz especial y generoso, se vio acompañada de un séquito de chispas de luz con la querida #plenamooner Ney al frente. Gracias a su llamativa vestimenta y a su cálido acompañamiento a la Bruja Circe, el momento de mirar a la luna con ojos eternos caló en los corazones de quienes tuvimos la fortuna de estar allí. Además de la danza, los ritos y el canto lítico, en este ecléctico y variado escenario contamos con la performance “Yo quiero morir en mi cama” que fue accionada por Isabel León Guzmán, una de las artistas cacereñas más auténticas y de trayectoria más honesta y coherente que podamos encontrar actualmente.

La fortuna de tener tantos amigos generosos, cariñosos, colaborativos y #plenamoooners de corazón, permitió ofrecer una delicia de programa en el escenario de San Mateo. Empezando por María de la Osa y Jose Duque, que hicieron un precioso y relajante “concierto meditativo” desde su propuesta  original que presentan, una vez más en Plena Moon, desde su marca personal “viajes sonoros”. Después disfrutamos con una reciente propuesta de música americana: José Luis Naranjo y Grant Skoglund. Armónica, voz y guitarra. Sonó tan cálido y cercano que consiguieron aportar ese matiz intercultural que nos hace a todos iguales a la luz de la luna. Cerraron el escenario de San Mateo, los siempre queridos y generosos Inma González y Alfonso Búrdalo. Burgim-Fônal en acústico. Una delicia solo paladeable en atmósferas tan mágicas como el festival Plena Moon.

Y después de repasar los escenarios, seguimos agradeciendo la presencia de más y más artistas. Los amigos y recién incorporados a la familia de los #plenamooners de La Sindicalista, Marta Hoyos, Sergio Sánchez y Alejandro Quintano, junto con Suiz Nelumbo, a la sazón autor del magnífico cartel de esta edición de octubre de Plena Moon, desarrollaron una performance itinerante llamada “La reina de la noche”. Su estética y su actitud no pasaron desapercibidas. Detrás de esa puesta en escena y de esa acción performativa hay mensaje y filosofía. Fueron objeto de muchísimas fotografías disparadas por habituales colaboradores de #plenamoon como Gregorio Arroyo, Jesus Gil,  Luis Carlos Hernandez y José Miguel Romero de la estrechamente vinculada asociación ExtreFoto o independientes como la ya mencionada Andrea G. Fallas, Juana Lorenzo Montero o Juan Sánchez Vinagre para Cantarrana, entre otros… También se recogió y capturó el ambiente por parte de dibujantes e ilustradores concitados y coordinados por el pintor y comisario artístico Adonay Kustanilló que junto con Julián González de la Montaña, José Antonio Sánchez García y alumnos de José Fernando Gozalo, de la escuela BB AA “Eulogio Blasco” como Alicia Gibello Gil, Carlos Barriga Granado, Crisantemo Tobías Haro y Rocío Gómez Grande, dieron color y ambiente al evento.

También han contribuido con sus aportaciones los hosteleros de la zona de influencia aportando consumiciones, generosidad, arte culinario o todo a la vez. Begoña Pajares de “El Alama del Sabor” ofreció una exquisita tapa llamada “luna marinera”. Lola Salas, desde “Torre de Sande” nos brindó la oportunidad de degustar la tapa “luna de sangre” y, por supuesto, contamos con grandes amigos y colaboradores como Sergio Martínez de “Caballerizas” o Luis García de “El Corral de las Cigüeñas”.

Hay profesionales que siempre han estado ahí para, por ejemplo, imprimir los carteles y las hojas volanderas, como Israel Jorge de Mancort. Ellos son más que proveedores porque se implican, se molestan y en muchos casos patrocinan regalando su trabajo. Y qué decir del numeroso público (678 personas, aproximadamente) que se dejó caer por allí. Los amigos y familiares, los #plenamooners, los turistas despistados, los curiosos… todos ellos hacen que el esfuerzo y la entrega de todos los participantes merezca la pena. Creo que ese objetivo se ha conseguido.

Ya veis que he necesitado tocar muchas teclas, mover muchos hilos, pedir muchos favores y derrochar dedicación y entusiasmo en proporciones ingentes para hacer que se mueva esta máquina y, aparte de expresar de corazón mi agradecimiento sincero a quienes han contribuido y aportado, tengo la obligación de demostrar mi compromiso y estar ahí dando ejemplo, siendo legal, asignando y distribuyendo con justicia y equilibrio las míseras aportaciones oficiales, contentando a todos y estando pendiente de todos los detalles, incluso los que no me corresponden, pero de los que sí soy responsable por estar bajo el manto de la luna llena al frente de un sueño-empeño que me hace feliz, a mi primero y a todos mis compañeros.

Un poquito de autocaricias y autopalmaditas en la chepa es lo que me estoy aplicando, para acabar, con el descaro que me caracteriza. Esto es un mecanismo de defensa como otro cualquiera. Me indulto a mí mismo por los fallos en los que he incurrido y me perdono para salvar mi culo, preservar mi salud mental y no caer en la tentación de mandarlo todo a la mierda. En definitiva: “All I need is love”, aunque sea propio, y si no tengo bastante con lo que recibo, hasta me atrevo a reclamárselo a mis detractores. Una osadía. En el fondo, en este tramo final del escrito, para compensar mi exceso de autoestima, estoy pidiendo que disculpéis y aceptéis mis errores -lo hubo, como siempre- y no seáis muy duros conmigo por ellos. Necesito que me los expongáis con tacto y no me los restreguéis echándomelos en cara. Quiero que me ayudéis a mejorar, y como ya sois #plenamooners y en algo (o mucho) os toca el evento a varios de vosotros que me leéis, sé que lo haréis tanto por deferencia a mi petición como por puro interés porque, algún día, vais a presumir de ser quienes contribuyeron al nacimiento y desarrollo de un movimiento global que apenas acaba de nacer. Gracias por ser y estar, #plenamooner.

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