Los locales de juegos y apuestas deportivas se están expandiendo como la pólvora y su crecimiento es exponencial al de los ludópatas, que cada vez son más jóvenes y, según la Dirección General de Ordenación del Juego, ya suponen un total de un 0,9% del total de la población a nivel nacional, dato más reciente y que pertenece al año 2016, por lo probablemente en 2018 la cifra haya crecido.

Para abordar este y otros temas relacionados con esta “peligrosa” tendencia el pasado fin de semana se celebró en Cáceres el congreso anual de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) donde se hizo oficial el ingreso en la misma de dos asociaciones más, una en Cáceres y otra en Don Benito que se suman a las ya existentes de Badajoz y Plasencia.

“Los salones y casas de apuestas son los nuevos recreativos”

Uno de los ponentes, el director técnico de la Federación, Juan Lamas, cuenta a Avuelapluma algunos de los puntos clave para comprender el porqué de este fenómeno que se ha normalizado entre la población más joven. En primer lugar, según Lamas, los salones y casas de apuestas deportivas dependen de cada Comunidad Autónoma y por eso se enfrentan a 17 legislaciones diferentes que utilizan la operativa del juego para recaudar impuestos directamente, independientemente de la aportación que hace el Estado a cada Comunidad Autónoma por el juego online que sí que es competencia estatal.

Socialización del juego

Sobre el aumento de adictos al juego explica que el crecimiento es exponencial a la proliferación de estos negocios y asegura que según los últimos estudios sociológicos, un 1% de las personas que juegan va a generar alguna adicción que se puede detectar de diferentes manera, aunque ahora es más difícil porque la actividad “se ha normalizado”. “Antes los jóvenes entre 16 y 20 años estaban en los salones recreativos y se reunían allí y ahora van a las casas de apuestas. Es la socialización de los adolescentes y eso es lo grave”, lamenta. Por otra parte, se refiere también al juego online, pero a su juicio, el hecho de acudir físicamente a estos locales es lo más grave. Asimismo, critica el “modus operandi” de estos locales que ofrecen servicios muy atractivos como por ejemplo, bebidas y snacks más baratos que los del bar.

En cuanto a los síntomas y a la repercusión de la adicción, el director técnico incide en la idea de la pérdida del control. “La persona ludópata detecta que su actividad tiene consecuencias negativas, pero no es capaz de frenar su comportamiento” y añade que en los adolescentes lo primero que se detecta es la actividad económica “extraña”, pues es normal que robe dinero a sus padres o que utilice sus tarjetas. Además, los adictos se aíslan, empiezan a faltar a su trabajo y al colegio y su nivel de ansiedad aumenta. Finalmente, recuerda que el entorno familiar puede ser fundamental en la cura, ya que aunque el adicto diga que “ya lo dejará”, sus familiares saben que esto puede que no ocurra sin la ayuda precisa.

Población sensible

Indica el director que los operadores de juego “han visto un caldo de negocio muy importante que se ha dirigido a un sector de la población en formación y con pocas habilidades sociales para enfrentarse a un boom publicitario de ese calibre”. Además de la publicidad, indica que la ubicación estratégica de estos establecimientos influye directamente en el éxito del negocio, pues la mayoría están ubicados cerca de institutos o colegios ante la “pasividad dominada por el afán recaudatorio que tiene la Administración”. “No es normal que un pueblo como Plasencia tenga 7 salones de apuestas y que estos estén a menos de 50 metros de las entradas de los colegios y de los institutos”, asevera Juan Lamas y pone el siguiente ejemplo: “nadie pone tampoco un estanco al lado de un hospital”.

En el caso de Extremadura, indica que, según le aseguró la Junta de Extremadura en la última reunión que mantuvieron, para abrir un local de juego es necesario entregar una fianza de 800.000 euros, algo que, en su opinión, no se haría si no se supiera de antemano que la inversión va a ser rentable. “Si invierten casi un millón de euros en este local saben que lo van a sacar”, subraya.

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