Mi ojito derecho
Clorinda Power

Ayer volví de vacaciones y hoy la escucho por primera vez después de todo el verano ausente. Era Pepa Bueno, hablándome como si la tía no se hubiera pegado dos merecidísimos meses fuera de mi casa. Y yo, que no me esperaba su voz, permanecí unos segundos quietecita, como si hacer el más tibio movimiento pudiera hacerla desaparecer.

A quienes la escucháis, estaréis conmigo en que el tono de voz de Pepa Bueno no apacigua, ni envuelve, ni adormece, ni tampoco despierta. En cambio, es todo lo que dice y cómo lo dice lo que me ha paralizado unos segunditos. Unos segunditos que me han servido para entender que, a pesar de los éxitos y las ruinas de estos últimos meses, afortunadamente, hay rutinas ahí fuera que permanecen.

Y de entre las rutinas que amenazan con permanecer, mi favorita es Casado y sus acólitos, que parecen los descendientes del retirado Rafael Hernando, que ya azotan con tanta burla como solía hacerlo él: “Lo que hay que hacer es sacar a los españoles de la cola del paro y no a Franco del Valle de los Caídos». Esto lo dijo el otro día Teodoro García Egea, número dos del PP y nuevo número 1 de mi corazón.

El curso pasado acabó matando a tantos personajes como uno solo de los capítulos de Juego de Tronos. Así que este septiembre toca aprenderse los nombres de los nuevos. Aunque, por el tono de sus declaraciones, todo parece indicar que lo difícil va a ser olvidarse de ellos.

Por lo demás, quiero que sepáis que yo tampoco soy la misma del curso pasado. Ahora tengo una licuadora, me doy una cremita en el contorno de ojos todas las noches y como fruta y verdura todos los días. Supongo que el efecto será visible en unos meses. Y no os preocupéis, si no lo notarais, yo os lo recordaría. Que una no se mete a hacerse mejoras si no hay un espejo delante. Y si no que se lo digan a Las Campos.

Espero que al tener este periódico en las manos, alguno haya sentido que, afortunadamente, hay rutinas ahí fuera que permanecen. Que os guste más o menos lo que leáis, es otra historia (que algún día me gustaría escribir).

Bienvenidos otra vez.

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