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El cambio climático ya no se puede negar y está provocando alteraciones estacionales reseñables de un tiempo a esta parte. Una de las consecuencias más graves del aumento de las temperaturas a nivel global es el calentamiento del Polo Norte y que incide directamente en la conocida como «Corriente del chorro».

Esta corriente es un flujo de aire en la atmósfera de la Tierra, “responsable de mantener un clima templado y relativamente húmedo en Europa”, según destacan expertos en meteorología. La diferencia de temperatura en entre el Polo Norte y el Ecuador ya no es tan grande. La temperatura está aumentando en todo el planeta, pero se nota más en el Polo. Este hecho comporta que el riesgo de no tener verano en Europa será permanente desde ahora hasta que el hielo del Ártico se funda por completo, y quizá durante unos años más, hasta que se estabilice una nueva situación.

Las estimaciones actuales apuntan a que será en algún verano, de aquí a 2020, que se terminará por derretir el hielo Ártico. «El futuro fue ayer» sentencia Antonio Turiel, físico, matemático e investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC (según recoge la agencia Ara Info).

Según AEMET, Extremadura ha tenido el tercer verano más frío de los últimos 30 años

Cerezas que no maduran, hortalizas que retrasan su crecimiento son otras de las consecuencias de este cambio climático que algunos políticos neoliberales han desdeñado. «¿Cómo hemos llegado aquí? Es hora de reflexionar».

En este sentido, la Comunidad Autónoma de Extremadura ha registrado el tercer verano más frío de los últimos 30 años y con precipitaciones normales aunque por encima de la media.

El delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la región, Marcelino Núñez, asegura que en materia de temperaturas la media en Extremadura suele ser de 24,6 grados, pero que se han registrado 23,8 grados, por lo que ha sido un verano «bastante frío» con un mes de junio normal, un mes de julio «muy frío» con una anomalía de 1,3 grados negativos y un agosto frío con una anomalía de menos 0,7 grados.

En estos meses, ha sumado, no se han registrado los habituales 40 grados de forma «generalizada», aunque sí puntualmente en algún observatorio extremeño «poco significativo».

En otoño, se prevé que las máximas oscilen entre los 23 de octubre y los 14 de diciembre

Septiembre está siendo un mes particularmente lluvioso, pero el verano en realidad no lo ha sido tanto. La media para toda la región entre junio y agosto suele ser de 18 litros por metro cuadrado, pero que este verano ha sido de 19,5, registrando un «ligero» superávit de 1,5 litros por metro cuadrado «considerado totalmente normal», a la vez que ha señalado que junio y agosto han sido muy secos y julio muy húmedo.

Temperaturas en otoño

Acerca del tiempo que hará este otoño, desde Aemet indican que el modelo de predicción estacional que se maneja actualmente arroja que será normal en materia de temperaturas, con medias de unos 23 grados en octubre y de unos 14 en diciembre, y de precipitaciones, con unos 22 días de lluvias repartidos por igual entre los tres próximos meses.

EDUARDO VILLANUEVA/

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