nino-maleta-escaner--644x362

Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO

No sé cómo se me vienen tantas dudas y de tantos calibres. Yo quisiera disponer de la seguridad que distingue a los ignorantes; lo decía mejor mi reverenciado Bertrand Russell : “El problema es que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas». Ni siquiera aspiro a ser inteligente sino a un rico avaro de indecisiones; os explico la última.

La imagen del niño encajado en el interior de una maleta, ha dado la vuelta al mundo en estos tiempos electorales revueltos. Es una imagen impactante, por lo insólito y por la brutalidad de la imagen escaneada del niño doblado en una posición imposible sin que los huesos se rompan, por muy flexibles que sean.

A veces estas instantáneas de impacto descubren realidades ocultas que conviven con nosotros pero que permanecen fuera de nuestra vida cotidiana. Ochenta euros de la nómina de su padre han sido la causa por la que se le ha negado la entrada legal a nuestro país a Adou, por esta ridícula cantidad se ha puesto en riesgo la integridad física y moral de este niño, como estará ocurriendo con otros, que estarán en la misma situación, separados de sus padres, por trámites burocráticos.

Pero suponiendo que el niño hubiera conseguido entrar en nuestro país por esta vía ilícita. Si al niño no lo llegan a encontrar en la maleta, los padres lo tendrían que haber dejado oculto dos años para poder acceder a la documentación, porque la ley obliga a los padres a tenerlo en situación irregular, como dice la ley de extranjería, que proclama que los menores no nacidos en España, hijos de extranjeros residentes en España, podrán obtener autorización de residencia cuando se acredite su estancia en España durante un mínimo de dos años y que sus padres cumplan los requisitos para acceder al derecho de la reagrupación familiar, es decir habría tenido tarjeta sanitaria o derecho a ser escolarizado pero sería un niño sin documentación legal en España y de estos casos hay cientos y cientos, sobre todo latinoamericanos porque entran sin visado en nuestro país y los padres en lugar de esperar al trámite de la reagrupación se los traen así, tal y como denuncian los expertos.

Este es un nuevo caso que pone ante nuestros ojos la vulnerabilidad de la infancia. En esta época en los que el primer mundo ha reducido sus tasa de natalidad de una manera drástica, pero los que nacen en él vienen con todos los derechos, cuidados y atenciones, necesarios y les dotamos de todo lo superfluo que un niño pueda desear, hay otra infancia amenazada, que sufre penalidades incontables, que no se alimenta bien, que no sabe lo que es un juguete, que trabaja de manera esclava, que son vendidos, que son abusados sexualmente. ¿Cuántos Adou habrán desaparecido en estas travesías llenas de peligros? ¿A quién habrían recurrido sus padres si el niño hubiera desaparecido? Este caso plantea muchas preguntas, y nos deja con muchas dudas…

Los adultos deberíamos pensar, al margen de todo tipo de consideraciones éticas y morales, que en manos de esos niños y niñas está el futuro del planeta.

Artículo anteriorEscarabajos
Artículo siguientePara Aznavour

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí