Sus más de 150 piezas repasan la historia reciente del ordenador y algunas de ellas son tan exclusivas que su presencia en el mundo se puede contar con los dedos de una mano. El museo atrae a turistas del extranjero y sus valoraciones en la red son más que positivas, algo que al responsable de este mundo Apple, Carlos Izquierdo, le anima a seguir y a pensar en evolucionar porque él desea ampliar el museo y convertirlo en un referente de la historia de la computación. Actualmente, su local en la Plaza San Juan se queda pequeño para tanto aparatejo y asegura que no ha habido apoyo por parte de las instituciones que “no valoran” la importancia de este material que ha cambiado el devenir de la historia. De hecho, no descarta marcharse de Cáceres si algún ayuntamiento de otra localidad le ofrece un local más grande.

Su pasión por la tecnología aún no genera beneficios, él solo se hace cargo de todos los gastos, pero se siente orgulloso de lo que ha creado y asegura que en estos doce meses ya han pasado por su museo entre1.500 y 2.000 personas. El precio de la entrada es de 4 euros, si se viene acompañado, la individual es de 5. Además de los turistas, también han visitado la muestra varios colegios y los niños y niñas han salido encantados de la visita y de la charla de hora y media que acompaña a la muestra. “De aquí no hay nadie que salga mal”, asegura.

“En España no hay algo así y es que aquí la gente no se da cuenta de lo que tiene”, subraya Carlos. “Quiero pensar que a la larga esto se convertirá en un pedazo de museo de historia de la computación, pero es que aquí no hay nadie por la labor”, afirma. “Echo también de menos que la Junta de Extremadura promocione las visitas en más colegios e institutos”, lamenta Izquierdo.

Exclusividad y piezas únicas

En orden cronológico, abre la muestra el Altair 1880, el ordenador con el que se fundó Microsoft. Le sigue el Apple 1, con base de madera, el famoso ordenador de garaje que hicieron Steve Jobs y Steve Wozniak, a su lado los ‘Trinity’, los tres primeros pcs de la historia, es decir, los primeros en venderse en cajas. Según cuenta Carlos, en España estas máquinas no se vendían y a Carlos le ha costado muchos años conseguirlos, al igual que muchos de los otros ordenadores que tiene. Sin embargo, aclara que algunos de ellos le han llegado gracias a donaciones.

La mayoría de aparatos funcionan porque de eso se ha encargado él mismo, pues también repara, aunque algunos son tan antiguos que ya dan problemas. Lleva toda su vida dedicado al mundo del ordenador y cuenta que él fue quien creó el primer cd rom de Cáceres, el primero que se comercializó en Extremadura. También hizo la primera web comercial de artesanía de la Junta de Extremadura.

No descarta marcharse de Cáceres si algún ayuntamiento de otra localidad le ofrece otra sede más grande

Carlos aclara que la colección completa es de Apple, pero incide en que para contar bien la historia hay que contarla con todos los protagonistas y entre ellos están las siguientes marcas: Commodore, IBM, RadioSacks, que son “importantísimas”.

En el museo se puede ver el primer ordenador de sobremesa de IBM, el ‘Data master’, también el primer portátil de la historia, el ‘Osborne I’, que parece una máquina de coser cuando se pliega y algunas de las reliquias de la historia como el ordenador del XX aniversario de Macintosh creado por el actual diseñador de Apple, Jonathan Ive. Este aparato tiene remates en piel y no le falta ningún detalle, de hecho su precio era un millón de las antiguas pesetas.

Por otra parte, también se expone uno de los ordenadores más importantes de la historia por lo que ha supuesto, el ‘Next computer’, con el que se creó el World Wide Web (www), la navegación por Internet. Fue patentado por Steve Jobs cuando le echaron de Apple, época en la que también fundó Pixar. “Se hicieron poquísimos ordenadores y aquí en Extremadura no hay ninguna”, aclara Carlos.

Otro de los más llamativos, a su juicio, es el ‘Commodore P’, cuyo diseño recuerda a Eva, a la novia de Wall-E en la película de Disney Pixar. Como curiosidad, de las muchas que el visitante descubrirá cuando vaya al museo, también se expone uno de los ordenadores que se fabricaba de forma exclusiva en el Casar de Cáceres, ‘El Dragon MSX’. A pesar de que la compañía Dragon es galesa, su fabricación se llevó a cabo por la empresa Eurohard en la localidad cacereña, donde se produjeron otros modelos de Dragon como el 64 o el 200, todo un avance para aquella época, 1985.

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